martes, 26 de junio de 2012

Huelga textil de Rio Blanco, México (1907)


A continuación dos artículos sobre los sucesos y el contexto de la huelga y la masacre de Rio Blanco, Mexico. El primero de Paola Guzmán, profesora de Preparatoria Abierta. Publicado en “México historia de un pueblo/S.E.P.” El segundo es una reseña del libro de Alfonso Torúa Cienfuegos, “El magonismo en Sonora (1906-1908): Historia de una persecución” realizada por Gerardo Peláez Ramos en el sitio de la agencia de noticias La Haine (lahaine.org).



“1907 - Inicio de la huelga de Río Blanco, Veracruz”
Paola Guzmán

Los abusos de las tiendas de raya y las casas de empeño, los exiguos salarios, la discriminación y despotismo con que eran tratados los obreros; las multas y prohibiciones establecidas por los patrones, fueron causas que originaron el movimiento obrero en Río Blanco, Veracruz.
Debido a las condiciones de explotación que sufrían los obreros, en Orizaba, Veracruz se organizaron integrando un grupo que se denominó "Círculo de Obreros Libres", dirigido por antiguos integrantes del Partido Liberal, en el que participaban los hermanos Flores Magón.
A este grupo se unieron los trabajadores textiles de la región de Puebla y del centro de Veracruz con la finalidad de lanzarse a la huelga, que inició el 3 de diciembre de 1906 y en ella participaron más de 6 mil trabajadores. Como consecuencia, las condiciones de los obreros de Santa Rosa, Orizaba y los de Río Blanco se tornaron más difíciles.
Para solucionar el conflicto, los obreros nombraron como árbitro al presidente Porfirio Díaz, cuyo fallo fue en contra de las demandas planteadas, y así los trabajadores continuaron la huelga.
La mañana del 7 de enero de 1907, los obreros se postraron frente al edificio de la fábrica sin entrar a trabajar. Un empleado de la tienda de raya dio muerte a uno de los huelguistas. La reacción de los obreros fue atacar con piedras la llamada "Casa Azul" y amotinados saquearon la tienda de raya, dando muerte a los dependientes.
El pronunciamiento de Río Blanco, al igual que el de Cananea, en 1906, fue reprimido por las autoridades. Sofocada la huelga fueron fusilados los dirigentes, entre ellos, Rafael Moreno, presidente del Círculo y al secretario del mismo, Manuel Juárez.
Las acciones de los obreros de Cananea y Río Blanco tuvieron repercusiones, no sólo a nivel nacional sino también internacional. Los movimientos de referencia están considerados como los precursores del movimiento obrero mexicano.
El art. 123 constitucional regula las relaciones obrero-patronales.


Deuda obrera
"La armonía entre los intereses de la clase obrera y los de los industriales constituye actualmente un problema delicado que por desgracia explotan algunas personas mal intencionadas; pero el gobierno está pendiente de la situación y si, contra todas las previsiones y contra todos los antecedentes de la clase obrera mexicana, llegasen a producirse nuevos disturbios, el ejecutivo continúa dispuesto a hacer respetar los derechos de todos y a mantener el orden público".
Con estas palabras concluyó Porfirio Díaz su informe presidencial acerca de los acontecimientos sucedidos en Río Blanco, Veracruz, el 7 de enero de 1907. Aquellas personas "mal intencionadas" a las que se refería el dictador fueron miles de trabajadores que se lanzaron a la lucha heroica para acabar con la explotación de que eran víctimas. En ese entonces perdieron la batalla, de modo que el tutelaje de Díaz siguió pesando sobre sus hombros.
Durante los treinta años del Porfiriato se dio un fuerte impulso a la industria manufacturera en México. Esto, al costo de que muchos hijos del pueblo fueran explotados en las fábricas, las cuales estaban fundamentalmente en manos de extranjeros. Los trabajadores cumplían jornadas de doce y catorce horas diarias, en las que realizaban gigantescas cargas de trabajo en condiciones insalubres.
No obstante, al mismo tiempo, la concentración de miles de trabajadores bajo un mismo techo permitió que éstos se organizaran en la lucha por sus reivindicaciones de clase.
La industria textil fue una de las más importantes y desarrolladas; asimismo fue quizá la que conservó a los obreros más combativos y radicalizados, aún veinte años después de la revolución de 1910. La lucha de los obreros textiles en 1906 cristalizó en una huelga nacional de la industria en la que se vieron involucrados los estados de Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Querétaro, Jalisco y el Distrito Federal. Este movimiento se forjó con la influencia innegable del Partido Liberal Mexicano y de las ideas anarquistas de los hermanos Flores Magón.
Los acontecimientos de Río Blanco, Veracruz, síntesis dramática de la lucha de los trabajadores textiles, constituyeron el episodio más sangriento de una larga tradición de organización sindical, después de la masacre perpetrada a los mineros de Cananea. Poco se conoce de estos obreros. Sólo se sabe de "los mártires de Río Blanco y Cananea", de su sangre derramada en aras de la libertad. Sin embargo estos héroes, de los que sólo quedan en la memoria popular los nombres y fecha de muerte -en el mejor de los casos-, junto con miles de seres anónimos tuvieron una vida cotidiana y una particular forma de pensar. Con los obreros del Río Blanco, la clase obrera tiene una gran deuda.



Reseña: "El magonismo en Sonora. 1906-1908"
Gerardo Peláez Ramos

En la historia de la izquierda mexicana existen tres personajes a quienes la industria editorial les ha hecho justicia: Ricardo Flores Magón, Vicente Lombardo Toledano y José Revueltas. Del primero se han reproducido los documentos principales del Partido Liberal Mexicano, la edición facsimilar de Regeneraciónen su primera época, los artículos , obras de teatro y otros textos del más destacado anarquista mexicano, la selección de materiales de Regeneracióny otras publicaciones magonistas, y, en fechas recientes, avanza a buen paso la edición de sus obras completas.
Del segundo se han publicado en el último vicenio más de 60 tomos de su enorme producción teórica, sindical, política y periodística, en sus Obras completas y en su llamada Obra histórico-cronológica, además de la edición de libros sueltos por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Cámara de Diputados, la Universidad Obrera de México “Vicente Lombardo Toledano”, el Partido Popular Socialista y otras instituciones y organizaciones.
Del tercero, los diversos grupos espartaquistas de la segunda mitad del siglo XX publicaron en ediciones rústicas y mimeografiadas sus más famosos textos políticos, mientras que editoriales comerciales lanzaban al público sus novelas y cuentos; Ediciones Era emprendió la tarea de editar sus Obras completas.
Los trabajos de recuperación, ordenamiento y edición de antologías del PLM, Ricardo Flores Magón, Librado Rivera, Práxedis G. Guerrero y Enrique Flores Magón; de facsímiles de periódicos anarquistas, y de algunos textos de Diego Abad de Santillán, Chantal López, Omar Cortés, Eugenio Martínez Núñez, José Esteves y otros autores sobre el anarquismo mexicano, la Casa del Obrero Mundial y el movimiento obrero de nuestro país de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, las desarrollan con grandes logros Ediciones Antorcha y sus promotores, Chantal López y Omar Cortés.
En cuanto al abordaje del pensamiento y la acción del magonismo puede afirmarse, con total objetividad, que no hay año en que no se produzcan libros, tesis profesionales y de grado, folletos y artículos que tratan del PLM, la prensa, las acciones armadas, las huelgas de Cananea y Río Blanco, la relación entre los magonistas y el movimiento indígena, Práxedis G. Guerrero, Librado Rivera y los hechos de Baja California en 1911, además de la elaboración de escritos de autores extranjeros sobre Ricardo Flores Magón, que parece ser es el anarquista latinoamericano más popular y conocido. Este tratamiento del magonismo está antecedido por las obras tan leídas y citadas de Salvador Hernández Padilla, Diego Abad de Santillán, Javier Torres Parés, Ethel Duffy Turner, Boris T. Rudenko y otros destacados autores.
En la producción bibliográfica sobre el PLM cabe resaltar El magonismo en Sonora (1906-1908). Historia de una persecución, de Alfonso Torúa Cienfuegos, reeditada recientemente por dos editoriales libertarias. La obra incluye los siguientes capítulos: El magonismo; El PLM en Sonora, 1906-1908; Fernando Palomares, un indio mayo en las filas magonistas; Javier Buitimea: un indio yaqui en las filas liberales, y Autoridades de Sonora y Arizona contra los magonistas.
Torúa Cienfuegos expone cómo del anticlericalismo se pasa, en marzo de 1901, “al ataque frontal en contra de la dictadura, a la prensa semioficial y al personalista y antidemocrático partido de los científicos”. (p. 21) Luego establece que para noviembre de ese mismo año, en un manifiesto el Club Ponciano Arriaga discute los problemas agrario y laboral, así como la deportación de los yaquis al Valle Nacional, en el estado de Oaxaca.
El autor percibe de manera acertada la evolución hacia el anarquismo del PLM, pero caracteriza equivocadamente a este partido cuando sostiene que “al principio, el PLM no pasó de ser un partido socialdemócrata”. Esta tesis es insostenible, pues el PLM inicialmente era un partido liberal, no socialdemócrata. No sobra decir que la socialdemocracia, a principios del siglo XX, además de que incluía en sus filas a los bolcheviques rusos, los tesniakí (socialistas estrechos) búlgaros, los tribunistas holandeses y otros revolucionarios marxistas, como partido, incluidas sus franjas reformistas y revisionistas, planteaba el socialismo como meta, su adhesión al marxismo y se consideraba internacionalista. El Partido Liberal Mexicano evolucionó del liberalismo juarista, no de la socialdemocracia, hacia el anarquismo.
En la obra se señala cómo arriba el PLM a la conclusión de la necesidad de la revolución, de la lucha armada. Y luego se explica la visión magonista de la revolución: “…La solución que planteaba era que a medida que los revolucionarios fueran tomando pueblos, haciendas y rancherías, se comenzara a expropiar tierras, fábricas y todos los bienes de capital, sin esperar a que se reuniera un Congreso a decretar leyes que hicieran posible la expropiación”. (p. 33)
En el capítulo 2, “El PLM en Sonora, 1906-1908”, Torúa afirma que las fuerzas insurreccionales del PLM son conocidas como focos guerrilleros. No es así. La teoría y práctica del foco guerrillero en Perú, Venezuela, México y otros países de América Latina arranca de una lectura parcial y limitada de la Revolución cubana, concepción elaborada por Regis Debray, Carlos Marighella y otros autores; pero con todo y sus deformaciones hay que reconocer que el foco guerrillero se proponía la toma del poder político. Ahora bien, la lucha armada de masas implica necesaria y forzosamente la insurrección popular, que puede dar inicio con la autodefensa armada, al estilo de la experiencia de Lucio Cabañas en la sierra de Atoyac, Guerrero, y, sobre todo, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que transitan claramente de la autodefensa armada hacia la constitución de un verdadero ejército con miles de combatientes y zonas geográficas bajo su control. Es obvio que los magonistas no eran foquistas.
En relación con el Grupo Douglas del PLM, el historiador explicita su carácter mayoritariamente obrero.
En las páginas dedicadas a la histórica huelga de Cananea, el estudioso esclarece que el magonismo se proponía organizar un levantamiento armado y no la realización de una huelga. Los datos que aporta avalan esta tesis. También incluye en este apartado el descontento y la protesta de los rancheros y comerciantes de la región en contra de la empresa imperialista de Greene.
Como resultado de la paralización de actividades en las minas, Torúa concluye: “En Cananea, después de la huelga quedó un panorama desolador para los magonistas y para la sociedad en general. Los obreros no obtuvieron el aumento de salario que pedían, ni su carga de trabajo fue reducida y la organización del sindicato se postergaría hasta ya entrados los años treinta. Los otros sectores de la sociedad tampoco lograron acabar con el monopolio y el control de la economía ejercidos por Greene. Para los magonistas todo resultó en un tronante revés ya que no echaron a andar su maquinaria revolucionaria y el movimiento se diluyó entre las intricadas redes de espionaje que el gobierno les tendió…” (p. 48)
En la obra se desmitifica el rol de Esteban Baca Calderón y Manuel M. Diéguez.
Las amplias labores de espionaje, provocación y represión de los gobiernos de la Federación, el estado y los municipios son abordadas en forma clara y precisa, con una buena documentación de archivo.
Al mayo Fernando Palomares se le consagra un capítulo del libro reseñado. Aquí son narrados y analizados el proyecto mexicano de colonización, el socialismo utópico de Topolobampo, Sinaloa, encabezado por Albert K. Owen, y la posible influencia de ese experimento en la formación ideológica del futuro dirigente indígena magonista. En 1904 Palomares entró en relación con militantes del PLM y se convirtió en agente de El Hijo del Ahuizotey de Excélsior. Después también fue distribuidor de Regeneración, ya editado en Estados Unidos. En Tucson, Arizona, el dirigente mayo editó El Defensor del Pueblo, y recorrió las comunidades mineras de ese estado norteamericano, en compañía de Manuel Sarabia, Práxedis G. Guerrero y Lázaro Gutiérrez de Lara, distribuyendo propaganda liberal e incorporando militantes al PLM.
En 1906, Palomares se trasladó a Cananea, donde trabajó en la tienda de raya, quizá por su dominio del idioma inglés.
Como otros magonistas, Palomares participó en el movimiento de huelga de los mineros. Derrotada la huelga, el líder mayo ante la amenaza de ser arrestado, huyó a Douglas, Arizona. En Estados Unidos difundió el Programa del PLM y desarrolló diversas actividades propagandísticas y organizativas. En 1907 cumplió tareas revolucionarias en Baja California, la cual recorrió ampliamente. En mayo de 1908 editó con Juan Olivares el semanario Libertad y Trabajo.
En 1910 Fernando Palomares y Pedro Ramírez de Caule fueron encargados por la dirección liberal de preparar la insurrección en Baja California. Escribe Torúa: “El 29 de enero de 1911 un grupo de 17 libertarios atacaron y ocuparon Mexicali. Fernando Palomares, Caule y Jiménez dirigieron las operaciones militares, pues eran ellos los que conocían mejor el terreno, además de que contaban con el nombramiento de delegados especiales del PLM en la zona. Los liberales avanzaron sobre Tecate y Tijuana, permaneciendo en el estado [territorio] de Baja California, por espacio de 6 meses, teniéndolo que abandonar cuando fueron derrotados por las fuerzas maderistas comandadas por Celso Vega”. (pp. 59-60)
Fernando Palomares fue detenido en El Paso, Texas, el 2 de diciembre de 1911, siendo procesado y condenado a un año con un día en la prisión de Leavenworth. Fue liberado en febrero de 1913. Continuó actuando en las filas magonistas. Murió el 10 de diciembre de 1951.
En un apartado de este capítulo es descrita la persecución de que fue objeto el líder mayo por parte de las autoridades federales, estatales y municipales en el estado de Sonora en 1908, transcribiendo varios telegramas muy ilustrativos, pero Palomares logró escapar.
El capítulo 4 trata sobre Javier Buitimea, un indio yaqui. Torúa escribe algunos sustanciosos párrafos acerca de las relaciones entre el PLM y los yaquis.
Parece ser que Buitimea fue nombrado delegado del PLM en Sonora sin reunir los requisitos indispensables de un dirigente revolucionario y que al caer en manos de las autoridades porfirianas el 10 de agosto de 1908 habló más de la cuenta. Debido a estas declaraciones fueron aprehendidos muchos cuadros magonistas y desmantelada la organización revolucionaria. Buitimea pasó más de tres años en las bartolinas de San Juan de Ulúa. Luego abandonó las filas liberales, pues no gozaba de la confianza y el aprecio de los magonistas.
El último capítulo aborda el tema del trabajo de las autoridades de Sonora y Arizona en contra de los magonistas. Enrique C. Creel, con apoyo de las agencias Furlong y Pinkerton y la ayuda de los funcionarios gringos, coordinó las labores de vigilancia, espionaje y persecución de los liberales. Los cónsules mexicanos en El Paso y San Antonio, Texas, y de Tucson y Douglas, Arizona, desempeñaron un papel muy destacado en dichas actividades. El asesino de los mineros de Cananea, Thomas Rynning, jefe de los rangers, tuvo participación notoria en la vigilancia de la frontera y la detención de “revoltosos”.
La obra está sustentada en la investigación efectuada en los archivos General de la Nación, Histórico del Gobierno del Estado de Sonora e Histórico de Relaciones Exteriores, y en los libros de Diego Abad de Santillán, Historia de la Revolución mexicana; Juan Carlos Beas, et al., Magonismo y movimiento indígena en México; Lowell L. Blaisdell, La Revolución del desierto; Ethel Duffy Turner, Ricardo Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano; Salvador Hernández Padilla, El magonismo: historia de una pasión libertaria; Sergio Ortega Noriega, El edén subvertido. La colonización de Topolobampo; Javier Torres Parés, La Revolución sin fronteras. El Partido Liberal Mexicano y las relaciones entre el movimiento obrero de México y el de Estados Unidos, 1900-1923, y otros autores más. Es una obra, pues, bien documentada.
Para finalizar, cabe precisar que a los Industrial Workers of the World Torúa, como otros autores, los llama International Workers of the World. Es una denominación errónea.
El magonismo en Sonora (1906-1908. Historia de una persecución) es un libro que enriquece el tratamiento de la experiencia en el norte del país de los dirigentes y militantes del PLM. Su lectura es muy útil y recomendable.

lunes, 25 de junio de 2012

Huelga minera de Cananea, México (1906)


Publicado en rebelión el 23/07/2010
“1906: la huelga de Cananea”

Por Gerardo Peláez Ramos


Cuando el gobierno espurio del panista Felipe Calderón prepara, organiza y desarrolla en connivencia con la gran burguesía y el capital extranjero una política de agresión y liquidación del sindicato minero, y, en especial, de sus combativas secciones de Cananea, Sombrerete, Taxco y El Cubo, tal vez sea de alguna utilidad redactar un breve texto en torno a una gran huelga de la clase obrera mexicana: la huelga de Cananea de junio de 1906, con el objeto de ubicar el rol avanzado y progresista de los trabajadores de las minas en la historia de México. Entremos, pues, en materia.

En 1906 en Cananea, Sonora, de sus 22 mil habitantes, 7,560 trabajaban en la Cananea Consolidated Copper Company, de éstos 5,360 eran mexicanos y 2,200 extranjeros, principalmente norteamericanos. Los nacionales percibían tres pesos diarios y los gringos siete, pagados en dólares.(1) Las relaciones laborales eran negativas y discriminatorias: los mineros mexicanos laboraban prolongadas jornadas de trabajo y bajo condiciones insalubres, sufrían abusos en las tiendas de raya, ocupaban la mayoría de los puestos eventuales y recibían malos tratos de mayordomos y capataces, al mismo tiempo que los empleos de confianza y los mejores puestos los ocupaban extranjeros. De seguro, en estas condiciones se hallaban algunas de las bases del antimperialismo de los trabajadores de la CCCC. Pese a la falta de libertades democráticas, tales condiciones, así como la alta concentración obrera y el trabajo político de los cuadros del magonismo, facilitaron la organización de los obreros y empleados.

Constituida la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, el 28 de septiembre de 1905, en Saint Louis, Misuri, Estados Unidos,(2) el movimiento magonista se encaminaba a la lucha política abierta en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, y a organizar la revolución que la sociedad mexicana requería. La influencia sobre el movimiento obrero sería directa. El 16 de enero de 1906, surgió en Cananea la Unión Liberal Humanidad, bajo la dirección de Manuel M. Diéguez y Esteban Baca Calderón, como expresión del PLM.(3) En El Ronquillo y la Mesa Grande, Lázaro Gutiérrez de Lara y otros militantes formaron una segunda organización subterránea, el Club Liberal de Cananea, también vinculada a Ricardo Flores Magón y su organización revolucionaria.

Con el propósito de desarrollar actividades públicas, los liberales formaron la Junta Patriótica, que el 5 de mayo efectuó una ceremonia de masas. En ese acto, Diéguez sostuvo: “¡Queréis otra situación más oprobiosa! Preferible fuera renunciar a nuestro título de hombres y de mexicanos. Enseñadle al capitalista que no sois bestias de carga; a ese capitalista que en todo y para todo nos ha postergado con su legión de hombres blondos y de ojos azules; ¡qué vergüenza! Estáis en vuestro propio suelo y los beneficios que produce a vosotros debieran corresponder en primer lugar, enseñadle a vuestros hijos el amor a la dignidad personal con el ejemplo de vuestra conducta de hombres libres; enseñadle a los funcionarios que el derecho de gobernar reside única y esencialmente en vosotros, y que sólo del pueblo pueden dimanar las leyes. Ésa es la República, la inagotable fuente del bienestar para las colectividades. ¡Así se ama a la patria! ¡Así se honra a los héroes!” (4)

El acto del 5 de mayo generó cierta agitación entre los trabajadores de la CCCC, por lo que las autoridades locales tomaron medidas preventivas. Los mineros, en reuniones y discusiones, elaboraron como demandas principales: la jornada de 8 horas, el salario mínimo de 5 pesos y la destitución de algunos capataces yanquis. El día 28, en Pueblo Nuevo, se verificó otro mitin en el cual intervinieron Baca Calderón y Gutiérrez de Lara.

La Cananea Consolidated Copper Company comunicó, el 31 de mayo, a los rezagadores, carreros, barreteros y ademadores de la mina Oversight que la extracción del mineral quedaba sujeta a contrato, quedando, así, en manos de los mayordomos la reducción de operarios y el incremento de las cargas de trabajo al resto de los obreros y empleados. Los trabajadores reaccionaron de inmediato. El 1 de junio, por la madrugada, los obreros de la mina Oversight estallaron la huelga. Comenzó de esta manera una de las acciones huelguísticas más importantes en la historia del movimiento obrero mexicano. A propósito, el maestro Jesús Silva Herzog escribió: “...fueron los mineros de Cananea, los primeros que en México lucharon por conquistar la jornada de ocho horas y un salario mínimo suficiente para satisfacer, dentro de marcos humanos, las necesidades del trabajador y de su familia...”(5)

De acuerdo con Rafael Carrillo Azpeitia: “En el proceso de la huelga de Cananea... existe la constancia del propósito de Diéguez y [Baca] Calderón para fundar la Unión Minera, con los trabajadores mineros del lugar, como primer pilar de la Liga Minera de los Estados Unidos Mexicanos”.(6)

Ante la agitación obrera, se presentó en el lugar el presidente municipal de la localidad, Filiberto V. Barroso, que planteó se nombraran representantes de los huelguistas para negociar con la compañía en la comisaría de El Ronquillo. Por los mineros asistieron, entre otros, Valentín Gómez, Juan N. Río y Esteban Baca Calderón. El pliego petitorio presentado a la CCCC, se justificaba así: “Deseamos, pues, que se utilice la inteligencia de los mexicanos y se mejore la organización a que han estado sujetos. Desde luego proponemos a usted que a todos los mexicanos en general se les pague un peso más sobre el sueldo que han disfrutado... No debemos omitir otra consideración de orden superior: si a los mineros mexicanos se les otorga justicia en el caso que nos ocupa, ocho horas de trabajo serán suficientes para que el trabajo de todos rinda tantos o más productos...”(7)

El memorándum de los huelguistas de Cananea exponía las peticiones en forma por demás clara:

“1. Queda el pueblo obrero declarado en manifestación.

“2. El pueblo obrero se obliga a trabajar bajo las condiciones siguientes:

“I. La destitución del empleo del mayordomo Luis (nivel 19).

“II. El mínimo sueldo del obrero será de cinco pesos, con ocho horas de trabajo.

“III. En todos los trabajos de ‘Cananea Consolidated Copper Company’, se emplearán el 75% de mexicanos y el 25% de extranjeros, teniendo los primeros las mismas aptitudes que los segundos.

“IV. Poner hombres al cuidado de las jaulas que tengan nobles sentimientos para evitar toda clase de irritación.

“V. Todo mexicano, en los trabajos de esta negociación, tendrá derecho al ascenso, según se lo permitan sus aptitudes".(8)

El presidente de la empresa, William C. Greene, respondió en los siguientes términos: “Con verdadera sorpresa y profundo pesar me he enterado de la comunicación de ustedes, de esta fecha, la que me parece enteramente infundada e instigada tan sólo por personas cuyo interés personal es del todo ajeno a la prosperidad y bienestar de los obreros de este mineral.

“Es del todo imposible aumentar los salarios sobre su nivel actual...”

“Con relación al número de horas que deberá constituir un día de trabajo, esto se rige enteramente por las condiciones bajo las cuales trabaja el operario”.

“En cuanto a la designación de capataces o jefes, es del todo indispensable que la compañía escoja las personas que deberán dirigir sus operaciones...”(9)

La capacidad de respuesta de los obreros fue extraordinaria: la huelga se extendió a las minas El Capote y La Demócrata, a la fundición y a la planta concentradora, impulsada por comisionados y agitadores de la mina Oversight. El movimiento adquirió un carácter general, aunque imbuido de una gran espontaneidad.

Los trabajadores organizaron y realizaron una manifestación, que, inicialmente, abarcaba a 1,500 almas, con tres cartelones que llevaban como consigna “Cinco pesos. Ocho horas”. Abundaron los vivas a México. En Buenavista se incorporaron a la marcha 500 operarios, en la concentradora otros 200 y en la fundición alrededor de mil. Los comerciantes, de diversas nacionalidades, recibieron a los manifestantes con entusiasmo. Cerca de la demostración, Greene y 30 yanquis armados, vigilaban desde automóviles el desarrollo de la movilización obrera. La empresa imperialista estaba preparada para la represión. Todos sus pasos, así lo indicaban. Los empleados de confianza y pistoleros organizados (guardias blancas) fueron dispuestos para la lucha antiobrera.

Al arribar a la maderería, George y William Metcalf utilizaron mangueras de presión para empapar a los huelguistas. Los mineros entraron a la fuerza y se iniciaron los primeros balazos. Un trabajador fue asesinado. A la oficina se le prendió fuego y George Metcalf fue ajusticiado a pedradas. William hizo varios disparos, haciendo caer a otros obreros, pero él también fue muerto. Los huelguistas respondieron a la violencia con la violencia. Greene y sus seguidores y pistoleros retrocedieron a un edificio cercano a la sede de la alcaldía.

La huelga, dada la respuesta empresarial, adquirió rasgos definidos de motín, de revuelta. En la esquina de las calles Chihuahua y Tercera Este, los obreros fueron recibidos a balazos por los pistoleros de la empresa y empleados gringos armados. Mientras unos trabajadores se resguardaban en parapetos improvisados, los demás asaltaron casas de empeño para abastecerse de rifles, pistolas y pertrechos. Los estadunidenses usaron balas expansivas. La batalla se generalizó. En ese combate cayeron 17 heridos y 10 muertos, de ellos ocho mexicanos. Los huelguistas se retiraron a una loma de la localidad.

Las autoridades porfiristas recurrieron a la formación de grupos paramilitares, integrados con filibusteros y aventureros. El comisario del Ronquillo incluyó en las fuerzas represivas a 14 matones. En las oficinas de la compañía se recibió un furgón de ferrocarril repleto de armas y parque, proveniente de Estados Unidos.

Rafael Izábal, gobernador del estado de Sonora, se hizo acompañar de 20 hombres del 11er. Cuerpo de Rurales bajo el mando de Luis Medina Barrón; al pasar por villa Magdalena incorporó a 20 rurales y 30 agentes fiscales, con el teniente coronel Emilio Kosterlitski a la cabeza; luego viajó a Naco, Arizona, y después a Cananea, por la mañana del 2 de junio, acompañado de un grupo de gabachos armados, entre los que se encontraban 275 rangers jefaturados por el coronel Thomas Rynning. El delito de traición a la patria se configuró plenamente. El gobernador y el presidente de la compañía intentaron calmar a los obreros, sin embargo, quienes intervenían como oradores inmediatamente eran apresados.

Los liberales denunciaron la violación de la soberanía nacional, en tanto la tienda de raya, el banco, la fundición, la concentradora de metales y el domicilio del asesino gringo William Cornell Greene fueron ocupados por las fuerzas de matones de la compañía, empleados estadunidenses armados y rangers.

En la tarde de ese día, los mineros efectuaron otra gran manifestación, con la intención de hablar con Izábal. Empero, no había disposición por parte de las autoridades y los empresarios de negociar y darle una salida política al conflicto. Se produjo una nueva agresión por parte de los rangers y los pistoleros de la burguesía. El combate se generalizó. Kosterlitski amagó a los mineros por la espalda. Los gringos cazaban trabajadores por las calles. De esta suerte, intervinieron en la represión antiobrera elementos militares y policíacos del Estado mexicano, rangers estadunidenses, empleados gringos y pistoleros al servicio de la compañía imperialista. El saldo fue de 23 muertos y 22 heridos. Los norteamericanos se regresaron, a las 10 de la noche, en el mismo tren en que habían arribado a la ciudad sonorense.

El general Luis E. Torres, jefe de la I Zona Militar y especialista en masacrar y vender como esclavos a los yaquis, llegó a Cananea el 3 de junio, y amenazó a los huelguistas con incorporarlos a las tropas que combatían a la heroica tribu yaqui si no regresaban a trabajar en un plazo de 24 horas. Así gobernaban los oligarcas mexicanos al servicio del capital extranjero, los capitalistas nacionales y los latifundistas.

El 4 de junio, se publicó en Washington un telegrama del mayor Wats al secretario de Guerra de EU: “El gobernador de Sonora por conducto del comisario mexicano en Naco me ha transmitido el siguiente mensaje:

“‘El cuerpo de voluntarios americanos regresó anoche y ha salido para sus cuarteles’”.(10)

La dictadura porfirista se proponía imponer un escarmiento a la clase obrera. El 5 de junio, fueron detenidos Diéguez, Baca Calderón y otros dirigentes del movimiento. Lázaro Gutiérrez de Lara logró escapar al país vecino del Norte. En julio de 1908 los líderes de la huelga fueron sentenciados a 15 años de prisión y trabajos forzados, que en agosto de 1909 pasaron a cumplir en el fuerte de San Juan de Ulúa. En 1911, bajo el gobierno de Francisco I. Madero, fueron excarcelados.

El traidor Izábal, habiendo sido consignado ante el gran jurado de la Cámara de Diputados, por traición a la patria, fue exonerado. Mientras Porfirio Díaz, sacaba como conclusión: “No me alboroten la caballada”.

El 6 de junio, Izábal envió a Ramón Corral, vicepresidente de la República, el telegrama que a la letra decía: “Gral. Torres y yo opinamos que convendría ejecutar a esos individuos cuyos nombres son: Manuel M. Diéguez, socialista decidido; Esteban Baca Calderón, natural de Tepic, bastante ilustrado e inteligente que buscó trabajo de minero sin más fin que relacionarse con el pueblo y sublevarlos; José Ma. Ibarra... pero a la luz del día para que el ejemplar castigo surta sus efectos”.(11)

En la misma fecha, Corral telegrafió a Izábal: “Envíeme telegrama diciendo: que americanos que vinieron con Ud. a Cananea eran particulares sin ninguna organización militar... que usted no pudo evitar que tomaran el tren en Naco... y que... no les permitió que tomaran ninguna injerencia en los acontecimientos...”(12)

Los caídos durante la huelga, conforme a Francisco R. Almada, fueron los trabajadores mexicanos Doroteo Valdepeñas, Crescencio Monroy, Enrique Vizcarra, Pedro Fimbres, Eugenio Mendívil, Francisco Lara, Juan Cota, Julio Flores, Alberto Stone, Filomeno Morales, José Orozco, Petronilo López, Jesús Carrasco, Pedro Amaya, Librado Leyva, Indalecio Aldaco, Manuel Montijo, Margarito N. y uno no identificado.

Los muertos gringos fueron George y William Metcalf, Conrad Kubler y Albert Rusk.

Un mes exactamente después del estallido de la huelga, el 1 de julio de 1906, el PLM lanzó el célebre Programa del Partido Liberal y Manifiesto a la Nación, en el que se planteaban como objetivos: la educación laica, el pago de buenos sueldos al magisterio, limitaciones a la actividad del clero y respeto a las leyes de Reforma. En materia de trabajo, dada su importancia, conviene citar ampliamente algunos planteamientos: “...Gracias a la dictadura de Porfirio Díaz, que pone el poder al servicio de todos los explotadores del pueblo, el trabajador mexicano ha sido reducido a la condición más miserable; en dondequiera que preste sus servicios es obligado a desempeñar una dura labor de muchas horas por un jornal de unos cuantos centavos. El capitalista soberano impone sin apelación las condiciones del trabajo, que siempre son desastrosas para el obrero, y éste tiene que aceptarlas por dos razones: porque la miseria le hace trabajar a cualquier precio o porque, si se rebela contra el abuso del rico, las bayonetas de la dictadura se encargan de someterlo...

“En más deplorable situación que el trabajador industrial, se encuentra el jornalero de campo, verdadero siervo de los modernos señores feudales...” “Una labor máxima de ocho horas y un salario mínimo de un peso, es lo menos que puede pretenderse para que el trabajador esté siquiera a salvo de la miseria, para que la fatiga no lo agote, y para que le quede tiempo y humor de procurarse instrucción y distracción después de su trabajo... Si se dejara al obrero en las condiciones en que hoy está, difícilmente lograría mejorar, pues la negra miseria en que vive continuaría obligándolo a aceptar todas las condiciones del explotador. En cambio, garantizándole menos horas de trabajo y un salario superior al que hoy gana la generalidad, se le aligera el yugo y se le pone en aptitud de luchar por mejores conquistas, de unirse y organizarse para arrancar al capital nuevas y mejores conquistas. “La reglamentación del servicio doméstico y del trabajo a domicilio se hace necesaria...”(13)

Se planteaban otros puntos en materia de trabajo: higiene y seguridad, prohibición del trabajo infantil, indemnización por accidentes, y pago en efectivo.

Quedaban incluidas, asimismo, algunas reformas constitucionales: reducción del periodo presidencial a cuatro años; supresión de la reelección inmediata para el presidente y los gobernadores de los estados; inhabilitación del vicepresidente para desempeñar funciones legislativas o cualquier otro cargo de elección popular; supresión del servicio militar obligatorio y establecimiento de la Guardia Nacional; supresión de las restricciones a las libertades de palabra y de prensa, y abolición de la pena de muerte, excepto para los traidores a la patria.

El viejo dictador Porfirio Díaz informó a la nación el 16 de septiembre de 1906: “…Al principiar el mes de junio se produjo en el mineral de Cananea, Sonora, un movimiento encaminado a obtener un aumento de salarios y que degeneró bien pronto en grave perturbación del orden público. A no haber sido reprimido con energía y prontitud, si bien con prudencia, habría podido alcanzar serias proporciones y aun tener consecuencias trascendentales. La pronta y enérgica actitud del gobierno del estado y del Jefe de la I Zona Militar puso fin al trastorno sin retardo. Algunos agitadores intentaban dar al movimiento un carácter político; pero la clase obrera, con buen sentido, se abstuvo de secundar esas ideas y la negociación que opera en el referido mineral reanudó inmediatamente sus labores sin que hasta ahora haya vuelto a presentarse indicio de nuevas perturbaciones. Las autoridades judiciales instruyen el proceso respectivo para averiguar los hechos y castigar a los culpables de los homicidios y demás delitos perpetrados”.(14)

La huelga de Cananea mostró, en vivo, las potencialidades revolucionarias de la clase obrera: su capacidad de autoorganización, su disposición de defender con decisión y coraje sus intereses de clase, su papel de primer orden en la lucha contra el imperialismo y la participación de los obreros más maduros en tareas más allá de las relaciones obrero-patronales y su incursión en la lucha directamente política. Por otra parte, la huelga de Cananea puso al desnudo el carácter antinacional de la dictadura porfirista, en especial de su sector abiertamente proyanqui como era el caso del gobernador Izábal. En el país estaban madurando las condiciones para configurarse la situación de crisis revolucionaria y para el estallido de la revolución. La muerte de los mineros cananenses no fue en vano.

Notas

(1)Diccionario histórico y biográfico de la Revolución mexicana, t. VI. San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, México, INEHRM SG, 1992, pp. 469-473, (entrada “Cananea, huelga en”).
(2)Firmaban Ricardo Flores Magón (presidente), Juan Sarabia (vicepresidente) y Antonio I. Villarreal, Enrique F. Magón, M. Sarabia y Rosalío Bustamante. (Regeneración, 30-IX-05, en Armando Bartra (pról.., sel. y notas), Regeneración 1900-1918, México, Era-SEP, 1987, p. 172).
(3)Luis Araiza, Historia del movimiento obrero mexicano, t. II, México, Ed. Casa del Obrero Mundial, 2ª ed., 1975, p. 42.
(4)Jorge Sayeg Helú, Las huelgas de Cananea y Río Blanco, México, BINEHEM, 1980, p. 55.
(5)Jesús Silva Herzog, Inquietud sin tregua, México, Cuadernos Americanos, 1965, p. 139.
(6)Rafael Carrillo Azpeitia, Ricardo Flores Magón, México, STPS, 1986, p. 13.
(7)Firmaban, entre otros, Valentín López y Esteban Baca Calderón. (Fuentes para la Historia de la Revolución Mexicana. III. La huelga de Cananea, México, FCE, 1ª reimpr., 1974, p. 21).
(8)Jesús Silva Herzog, Breve historia de la Revolución mexicana, t. I, México, FCE, 7ª reimpr., 1973, p. 53.
(9)Firmaba William C. Greene, presidente de la CCCC. (Manuel J. Aguirre, Cananea. Las garras del imperialismo en México, México, Libro-Mex. Ed., 1958, pp. 104-110).
(10)Feliciana Olga Medina Serrano, La política económica porfirista y la huelga de Cananea, tesis, México, FFyL UNAM, 1977, p. 139.
(11)L. Araiza, Ibíd., p. 68.
(12)L. Araiza, Ibíd., p. 71.
(13)El Programa del Partido Liberal Mexicano de 1906 y sus antecedentes, rec. Chantal López y Omar Cortés, México, Ed. Antorcha, 1985, pp. 269-271.
(14)Francisco R. Almada, Dicccionario de historia, geografía y biografía sonorenses, Hermosillo, Inst. S. de Cultura, 1990, p. 315, (entrada “Huelgas”).

domingo, 24 de junio de 2012

"Valonia Jacquerie", huelgas obreras en Bélgica (1886)


“Acerca de la industrialización del eje Sambre-Mosa y las agitaciones obreras de 1886 en Bélgica”

Custodio Velasco Mesa
Universidad de Sevilla
Diciembre 2004.
Publicado en sitio de la Universidad de Huelva.

En 1886 Bélgica vivió una fase de agitaciones obreras sin precedentes. El origen inmediato se sitúa en la manifestación del 18 de marzo en Lieja, promovida por grupos anarquistas locales en conmemoración del aniversario de la Comuna de París de 1871. Se trató de un movimiento espontáneo que evoca a las "jacqueries" como los propios coetáneos llegaron a señalar[1]; un movimiento de carácter defensivo, contundente, incisivo, sin dirección precisa; una liberación de tensiones latentes o explosión de cólera popular que pronto superó toda capacidad de organización, propagándose rápidamente por todo el cinturón industrial del Sambre-Moca y precipitando una sustancial reubicación ideológica y política tanto en los grupos de poder como en los medios obreros. En el seno del pensamiento católico así como en el del liberal se confirmaron sus respectivas divergencias internas, perfilándose, por un lado, el movimiento de la democracia cristiana que se escindía del catolicismo conservador y, por otro, el grupo progresista que hacía lo propio frente al Partido Liberal. Pero el proceso alcanzó también al mundo obrero que, en su lucha por la consecución de mejoras en sus condiciones de vida, experimentó el despegue de un socialismo que acababa de agruparse en 1885 bajo el POB[2] .
Por los acontecimientos de esa primavera, 1886 quedaría gravado en la memoria colectiva como el "año terrible" en Bélgica[3] . Sin embargo, un proceso de tal magnitud en donde se relanzó con énfasis renovado el debate acerca de la "cuestión social" no se inició, en esencia, con la manifestación de obreros en Lieja el 18 de marzo de aquel año y, en esa medida, tampoco se deben buscar con exclusividad sus causas en ese acontecimiento puntual. La comprensión de aquellos acontecimientos obliga, conforme a ello, a tener en consideración una más amplia marea de fondo en la que se incluye el medio económico en el que los coetáneos se desenvolvieron. Decididamente, las tensiones sociales creadas, al igual que las conductas de los coetáneos ante ellas, guardan una estrecha conexión con las particularidades que identifican el caso belga en el proceso de adaptación a la nueva fase del capitalismo del último tercio del siglo XIX. De ahí el presente artículo donde se expondrán las directrices generales de la evolución experimentada por la economía belga desde fines del siglo XVIII.

(…)

3. Crisis del último tercio del siglo XIX y agitaciones obreras de 2886
La fase de expansión económica de 1850-1873 se vio acompañada en Bélgica por un alza de los salarios nominales y del nivel de vida de los obreros, especialmente entre los años 1869 y 1873 que quedaron gravados en la memoria colectiva incluso como un periodo de abundancia[4]. Pese a ello, se trató de un bienestar extremadamente frágil que no consiguió acabar con la miseria de la clase obrera. No sólo porque se trató de un alza irregular donde se intercalaron años de crisis, sino además porque el bienestar fue relativo, acompañándose en algunos años de un alza de los precios y, en esa medida, de un descenso de los salarios reales[5]. La ilusión de un bienestar en progreso habría de evaporarse definitivamente en los años siguientes con el concurso de la crisis de 1873; una crisis que incidió en Bélgica no sobre el nivel producción (que fue en aumento), sino sobre la reducción de precios, (y por tanto, de beneficios empresariales) y también de salarios; un hecho que se hizo más patente en el decenio de 1880 a 1890.[6]
El descenso y, más tarde, el estancamiento de los salarios nominales provocados por la depresión de 1873, compensados en algunos casos con un mayor tiempo de empleo, habrían de tener en los obreros efectos desastrosos.
Pero lo más significativo a este respecto fue el hecho de que la actividad entrara en una fase de irregularidad; que la desocupación llegara a ser muy intensa en algunos periodos, sobre todo entre los años 1885 y 1886, particularmente graves para el sector de la minería. La generalización de esa desocupación durante la primera mitad de los años ochenta no sólo deterioró el nivel de vida de los obreros, sino que también contribuyó poderosamente a alimentar en ellos el malestar, el rencor y el miedo al futuro[7], sobre todo ante el progresivo crecimiento de una mecanización que asimilaba rápidamente cambios tecnológicos durante ese último tercio del siglo XIX. Conforme a ello, a lo largo de esos años, los obreros veían cada vez más cómo sus ingresos, sus condiciones de trabajo y su estatus eran amenazados por los cambios en la organización de la producción. ...Y salieron a la calle en 1886.
La evolución de los acontecimientos apunta a un acrecentamiento de la tensión social a mediados de la década de los ochenta. Durante el invierno de 1884-1885 hubo manifestaciones de parados, y en 1885 se produjeron algunas huelgas esporádicas, sobre todo en el Borinaje. Mientras tanto, en la industria del vidrio los obreros se inquietaban por la instalación de una nueva maquinaria, los "fours á bassin", y temían el desarrollo de un paro, por así decirlo, tecnológico[8]. En este clima empezaron a establecerse ligas obreras y, tras varias tentativas de unificación de tendencias en el seno del socialismo, se fundó en 1885 el Partido Obrero Belga, fruto de la cristalización de diversas doctrinas diseminadas en distintas asociaciones.[9]Por otra parte, los anarquistas de Lieja -que fueron particularmente activos, asociándose en 1882 en torno a la "Avant-garde révolutionnaire"- inician a principios de 1886 una campaña de publicaciones, mítines y actos literarios con la voluntad de movilizar a los obreros. A partir del 14 de marzo de 1886 las reuniones de los grupos anarquistas se multiplican en los alrededores de Lieja, y es que, ya a principios de ese mes, coincidiendo con la publicación del célebre Catéchisme du Peuple por el socialista A. Defuisseaux[10], los anarquistas de Lieja convocaron a los obreros a un mitin y a una manifestación que habrían de tener lugar el 18 de ese mes a las 7 de la tarde: era, como ya se ha destacado, la conmemoración del levantamiento popular de la Comuna de 1871.
El alcalde de la ciudad había redactado un bando que prohibía toda reunión de más de 5 personas en las calles y plazas públicas, pero ello no impidió el desarrollo de la manifestación y, con ella, de los acontecimientos que desencadenaron una revuelta extendida a toda la cuenca del Sambre-Mosa: ruptura de cristales y farolas; saqueos de algunas tiendas de comestibles, restaurantes y cafés; disparos al aire que provienen de las fuerzas del orden y, según rumores, también de los manifestantes; interviene la gendarmería a caballo. El primer balance de los enfrentamientos arroja la cifra de dos obreros muertos, pero serán muchos más a medida que avanza el conflicto. Y es que, pese a la rápida represión de los disturbios, la intervención del ejército, los muertos, los heridos y los arrestos, ya desde el mismo día de la manifestación los obreros de una mina de carbón de Jemeppes iniciaron una huelga y se dirigieron hacia Lieja, siendo secundados el 19 de marzo por los obreros de Seraing, comunidad industrial próxima a la capital. Días después, las suspensiones masivas de trabajo en los enclaves industriales de Charleroi, del
Borinage y del Centro eran un hecho. El movimiento se extendió asimismo a las minas del Bajo-Sambre (donde se acusó de incitación a huelguistas que habrían venido de Charleroi) y, desde fines de marzo a mediados de abril varias huelgas estallan en otros centros de canteros en Namur, Tournais y el Valle del Ourthe; eran huelgas en algunos casos limitadas pero traducían una atmósfera de reivindicación generalizada a toda la región de Valonia. Junto a la multiplicación de manifestaciones de obreros por las principales ciudades y municipios de sus alrededores; junto a la organización de grupos que recorrían la región en demanda de ayuda material para los huelguistas, se suceden saqueos e incendios de fábricas donde las innovaciones tecnológicas que acababan de ser introducidas estaban provocando una mayor reducción de la mano de obra. La huelga se había extendido desde el sector minero a los obreros metalúrgicos que reclamaban mejoras salariales y a los vidrieros inquietos por la reducción de puestos de trabajo.[11]
El eje Sambre-Mosa fue declarado en estado de sitio y el gobierno belga hizo intervenir al ejército bajo las ordenes del general Van der Smissen, conocido por sus campañas en África y también por su carencia de contemplación en la represión. Ésta, de hecho, fue dura, sangrienta. En los centros de Roux, Jumet y Bascoup el tiroteo acabó con la vida de 20 obreros; decenas de manifestantes fueron detenidos y, en el curso de los meses siguientes, cientos de obreros fueron condenados a largas penas bajo la acusación de violencias, robos y atentados contra la libertad del trabajo.
A los disturbios, siguieron la calma -un equilibrio precario, no obstante- y el retorno al trabajo, con lo que puede decirse que, en lo inmediato, la revuelta no consiguió ningún resultado. Sin embargo, a medio y a largo plazo tuvo consecuencias importantes. Casi un mes después de los acontecimientos, el 15 de abril de 1886, el gobierno encargó a una Comisión la realización de una encuesta oral a los obreros con el objeto de estudiar sus condiciones de trabajo. Una iniciativa tras la que se tomarían medidas. Los estudios llevados a cabo por la citada Comisión constituyeron el embrión de una legislación social por la que en 1889 se prohibió el trabajo industrial tanto a los niños menores de 12 años como a las mujeres menores de 21; se prohibió asimismo el trabajo nocturno, y se limitó la jornada laboral a un máximo de 12 horas. Pero las reacciones a la revuelta no terminaron ahí. Los sucesos iniciados el 18 de marzo, además de suponer la evidencia brutal de que existía una "cuestión social" por resolver, por una parte precipitaron las divisiones ya existentes en el seno de los dos partidos que hasta entonces se disputaban el monopolio del poder político (el Partido Liberal y el Partido Católico, éste en el gobierno tras la legislatura de 1884); por otra marcaron el punto de partida de la consolidación del POB como partido obrero de masas con una lucha encaminada a alcanzar el sufragio universal, sólo parcialmente conseguido en 1893.


[1] Véase La Gazette de Liége. "Cercle Saint-Ambroise: Question ouvriére"; 17-18.04.1886, p.1 Para un análisis acerca de las similitudes al respecto, véase PECTOR, Daniel-FOURIER, Etienne; 1886. La revolte des damnés de la terre. Le soulévement ouvrler de mars 1886 dans le pays de Liége et de Charlerol, Ed. Le Progrés, Bruxelles-Charleroi, 1986, pp. 4 y ss. Asimismo, FRANK, Joseph; "Une 'jacquerie industrielle' vue comme action para-politique: 1'insurrection beige de 1886", en Revue de 17nstitut de sociologie, Université Libre de Bruxelles, Bruxelles, 1975.
[2] El análisis del discurso y las actitudes de la burguesía y del mundo obrero belga ante la "cuestión social" del tránsito de los siglos XIX y XX en VELASCO MESA, Custodio; Los nombres de la "cuestión social ". Discurso y agitaciones obreras: Lieja y Sevilla en el tránsito de los siglos XIX y XX, Ed. Diputación de Sevilla, Sevilla, 2003.
[3] Así empezó a calificarlo L. Bertrand: "es nuestro año terrible" afirmó en diciembre de 1886. BERTRAND, Louis; La Belgique en 1886, Ed. J. Maheu, Bruxelles, 1886, p. 1. L. Bertrand fue uno de los más destacados impulsores del socialismo en Bélgica. Nace en Bruselas en 1856 y, tras trabajar como marmolista, llegó a dirigir el diario Le Peuple de 1900 a 1907. Su faceta de escritor autodidacta la simultaneó con su carrera política iniciada tras las elecciones de 1894. Fue diputado socialista por Soignies de 1894 a 1900, y por Bruselas de 1900 a 1926. Además, alcanzó el cargo de ministro de Estado en 1918. Murió en 1934. Véase DENOEL, Thierry; Le nouveau dictionnaire des beiges, Ed. Le Cri, Bruxelles, 1992, p. 117.
[4] Véase LEBOUTTE, René; "A propos de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de la gee? Labor, Bruxelles, 1990, p. 19. Es también la opinión de-B.S. Chlepner, aunque éste estima que la mejora de la situación de la clase obrera se manifestó entre los años 1870-1873. CHLEPNER, Ben Serge; Cent ans d'histoire sociale en Belgique, Université de Bruxelles, Bruxelles, 1972, p. 49.

[5] Sobre las remuneraciones y el nivel de vida véase LEBOUTTE, René; "A propos de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de lagreve? Labor, Bruxelles, 1990, pp. 18-21; JULIN, Armand; Recherches sur les salaires des ouvriers des charbonnages beiges (1810-1889), Impr. Demarteau, Liége, 1889; PEETERS, M.; "L'évolution des salaires en Belgique de 1831 á 1913, en Bulletin de ¡'lnstitut de recherches économiques, Louvain, agosto,
1939, pp. 389-420; DUPRIEZ, Léon Hugo; Des mouvements économiques généraua, Ed. Nauwelaerts, Louvain, 1947, t. 2, pp. 595-598; MICHOTTE, F.; "L'évolution des prix de detail en Belgique de 1830 á 1913, en Bulletin de l´Institut des sciences économiques, mayo 1937, pp. 345-357 (citado por CHLEPNER, Ben Serge; Cent ans d'histoire sociale en Belgique, Université
de Bruxelles, Bruxelles, 1972, p. 49); LEQUIN, Yves; "Los debates y las tensiones de la sociedad industrial", en LEON, Pierre (Dir.); Historia económica y socia! de! mundo, Ed. Encuentro, Madrid, 1980, t. IV, pp. 385-388. P. Lebrun es rotundo al sostener que a lo largo del siglo XIX existió una infrarremuneración del trabajo en todos los sectores productivos belgas, lo que condujo a una sobrepoblación relativa, también llamada "ejército de reserva" que, compuesta de parados, se halla en la base de la resistencia patronal a la reducción de la jornada de trabajo. LEBRUN, Pierre; "La Revolución Industrial belga: un análisis en términos de estructura genética", en AA.VV.; La revolución industrial, Crítica, Barcelona, 1988, pp. 98-99.
[6] Representativo de esta evolución de los salarios nominales es el cuadro relativo a la Sociedad Cockerill que registra una visible ralentización: la de los años 1883-1887.
[7] El estudio de los presupuestos obreros pone de manifiesto la precariedad de sus niveles de vida hasta que en 1890-1895 apareciera una ligera mejoría. En estos años más de la mitad del presupuesto era absorbido por gastos en alimentación. Como ocurriera bajo el Antiguo Régimen, los precios abusivos del pan y de las patatas eran aún una realidad y explican la importancia de las cooperativas de consumo que se multiplican a partir de 1886. Precisamente en ese año el pan representaba aún el 20% de los gastos, el resto de los artículos alimenticios el 35-40%; la vivienda el 15%; la ropa el 15%; la calefacción y los productos de "ocio" el 10%. JULIN, Armand; Recberches sur le salaire des ouvriers des charbonnages beiges (1810-1889), Impr. Demarteau, Liége, 1889, pp. 34-35; JULIN, Armand; L'ouvrler beige en 1856 et en 1886, d'apres les budgets ouurlers compares de la commission de statistique et 1'enqeéte du travail, Sécretariat de la Société d'Economie Sociale, Paris, 1891. Véase LEBOUTTE, René; "A propos de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonte née de la greve? Labor, Bruxelles, 1990. p.20.
[8] La opinión del diario Le Peuple es bien significativa: "esos hornos van a arruinar toda la
industria del vidrio". Le Peuple, 02.03.1886.
[9] En su origen, el POB estuvo formado por hombres de distintas tendencias, siendo algunos de ellos antiguos politicos liberales que, antes de formar parte del POB ya se habían inclinado hacia una tendencia progresista. Fue, en palabras de Cl. Desama, la cristalización de una cultura progresista con la voluntad de transformar el régimen social. No es este el lugar de analizar la evolución y naturaleza del POB, sin embargo, puede señalarse que ya en 1877, militantes flamencos se escindieron del marxismo doctrinal y crearon el "Vlaamsche Socialistische Arbeiderspartij" y que desde Bruselas se constituyó, por su parte, el "Parti Socialiste Brabancon". En 1879 el Partido Socialista Belga se propuso como una vía de unificación de esas dos alas; una unificación que no llegará hasta 1885 con la fundación del POB Frente a los anarquistas, fieles a la Asociación Internacional de Trabajadores (1864), los socialistas del norte y del sur del país mantuvieron una actitud legalista, propugnando que el poder -en manos de una minoría censitaria- podía ser conquistado mediante el establecimiento del sufragio universal. Véase DESAMA, Claude, RAXHON, Philippe; "1886 et le monde socialiste" en AA.VV.; 1886. La Wallonte née de la gréve?, Labor, Bruxelles, 1890, pp. 95-97. DESAMA, Claude (Dir.); 1885-1985. Du partí ouvrier beige au partí socialiste, Institut Emile Vandervelde, Bruxelles, 1985. Una síntesis de la evolución del socialismo en Bélgica se halla en Cent ans de socialismo en Belgique. 188511985, Comité National du Centiéme Anniversaire du Parti Ouvrier Beige, Bruxelles, 1985.
[10] En poco tiempo, se imprimieron más de 200.000 ejemplares, sin contar los 60.000 de una traducción al flamenco; una enorme tirada para la época. Sobre la figura de Alfred Defuisseaux, véase DELATTRE, Achille; Alfred Defuisseaux: un bomme, unepérfode, Ed. de 1'Institut Emile Vandervelde, Bruxelles, 1959. A. Defuisseaux (Mons, 1834-1901) fue doctor en derecho e ingeniero, además de fundador de una célebre industria de cerámica. Ejerció el cargo de diputado socialista por Mons entre 1894 y 1901. Véase DENOFL, Thierry; Le nouveau dictionnaire des beiges, Ed. Le Cri, Bruxelles, 1992, p. 26.
[11] Sobre la extensión del movimiento, véase BRUWIER, Marinette; "1886 en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de la gréve? Labor, Bruxelles, 1990, pp. 106-107; VANSANTBERGEN, René; Une bourrasque sociale. Liége 1886, Ed. de la Commission Communale de 1'Histoire de I'Ancien Pays de Liége, Liége, 1969. Sobre Charleroi véase FRANK, Joseph; "Une Jacquerie tndustrieile vue comete action para-politique: l'insurrection beige de 1886", en Revue de l'Institut de Sociologie, Université Libre de Bruxelles, Bruxelles, 1975; PECTOR, Daniel- FOURIER, Etienne; 1886. La révolte des damnés de la terne. Le soul Evement ouvrier de mars 1886 Dans le pays de Liége et de Charleroi, Ed. Le Progrés, Bruxelles-Charleroi, 1986, pp. 34-38; PUISSANT, Jean; L'Evolution du mour ement socialiste Bans le Borinage, Académie Royale de Belgique, Bruxelles, 1982, pp. 213-215; MOTTEQUIN, Philippe; Les greves de 1886 â 1888 dans la region du Centre, Ed. Université Catholique de Louvain, Louvain, 1969. Una relación de las huelgas que se sucedieron en la cuenca industrial de Lieja se halla en LINOTTE, Leon; Les manifestations et les Gréves dans la province de Liége de 1831 d 1914. Inventare sommaire des Archives de la Sureté publique de la Province de Liége, Ed. Nauwelaerts, Louvain, 1969.

viernes, 22 de junio de 2012

El GARI y la lucha antifranquista en los 70 en España


Texto publicado en el libro “Por la memoria anticapitalista. Reflexiones sobre la autonomía”. Segunda edición, junio 2009. Coordinación editorial: Editorial Klinamen.

1. PRESENTACIÓN
En esta exposición sobre los GARI no soy neutral. Tampoco la historia que nos imponen es neutral, ni los noticieros que padecemos un día tras otro. Mienten cuando dicen que son objetivos, neutrales, y veraces. Defiendo las acciones de los grupos armados, la decisión de pasar a la lucha armada y su efectividad para combatir las injusticias y abusos de poder. El primer mérito de los grupos armados es el de no creerse la mayor de las mentiras del Estado y del Imperio de ayer y de hoy, que nos la repiten insistentemente: "No se puede hacer nada contra el Estado, y menos un pequeño grupo de rebeldes". He sido testigo y actor de algunos de las acciones de los GARI. Mi testimonio, a los treinta años, es forzosamente selectivo e influenciado por otras vivencias posteriores, pero no os quepa duda de que es sincero. Es el de un observador implicado en este grupo armado.


2. "LA HISTORIA LA CUENTAN LOS ASESINOS"
En el film argentino "La historia oficial", una profesora les dice a sus alumnos que está convencida de que eso de los desaparecidos son rumores, mentiras, ya que no se habla de ellos en los informativos de la televisión y en la prensa. Un alumno le responde: "La historia oficial la escriben los asesinos, por eso no salen los desaparecidos en los libros y en los medios de comunicación". En las universidades se vanaglorian de impartir historia y conocimientos con imparcialidad y objetividad. No hay imparcialidad. En la universidad se enseña la Historia a base de nombres, reyes, ministros, gobiernos, gobernantes, leyes, elecciones. Pero se olvidan siempre del pueblo. En cambio, para nosotros, lo interesante es siempre la historia de los "damnés de la terre", los explotados, los carentes de derechos y que luchan para conquistarlos. Las Universidades reproducen el pensamiento oficial, la moral oficial de escuelas y familias, "trabajar, estudiar y no meterse a protestar. Si tienes inquietudes, pues muy bien, cuando seas mayor y funcionario de algún organismo, cuando tengas poder, si quieres, propón algunas mejoras. Tendrás poder para arreglarlo. Ahora pierdes el tiempo gritando en la calle y haciendo huelga". El futuro es un engaño lo mismo que el pasado.

Los mandarines tienen sus historiadores a los que se financia generosamente, un montón de profesores dispuestos a repetir, difundir, enseñar y divulgar la historia oficial, a cambio de un cargo y de un sueldo. Pero se les paga sobre todo para que no hablen de las historias silenciadas, de las insurrecciones olvidadas, de las luchas olvidadas del pueblo, expresamente silenciadas. Y los estudiantes, en vez de protestar contra la historia oficial y luchar contra la mentira y la manipulación, pagan para aprenderla. En la universidad, hoy en día, se enseña la historia de los vencedores con más descaro que en la época de Franco. La podredumbre intelectual es aún más patética ya que se supone que hay libertad, y no se entiende que los intelectuales no expongan sus opiniones y hablen como loros. La historia oficial que se enseñó en los 40 años de dictadura, fue escrita por los vencedores, por los asesinos, por los franquistas, por los afines a la ideología oficial. La historia oficial de hoy la siguen escribiendo los que mandan, los vencedores, capaces de convertir a cualquier cachorrito borbónico en héroe nacional y al jefe del Estado franquista, el mismo Juan Carlos de Borbón, en candidato al premio Nobel de la Paz. La rebeldía del pueblo no existe. No aparecen las manifestaciones, huelgas, protestas, sabotajes y acciones armadas, los grupos autónomos y revolucionarios. Son cosas pequeñas para ellos, cosas de grupos sin importancia, de subversivos y asociales. Se citan como anécdotas, o de forma manipulada. Han reducido la historia a algunos mitos consoladores, prescritos para darse buena conciencia. Han reducido la historia a un enfrentamiento entre demócratas y franquistas. Así, ya en la guerra civil, se silencia la revolución. No existe. La historia la fabrican los periodistas pagados por multinacionales, la repiten en las universidades los sumisos historiadores, la empaquetan los más sumisos, normalmente becados por los poderes a los que sirven.

¿Y cómo ha descrito la historia oficial a los grupos autónomos, a los GARI? Igual que a los desaparecidos. No existen, no cuentan, no sirven. Igual que hay poderosas asociaciones de víctimas del terrorismo de ETA, pero no de víctimas del franquismo, del terrorismo franquista, del terrorismo de Estado, y ni siquiera 40 años después existen por consenso de los que mandan. En la historia oficial sobre los últimos años del franquismo, sobre la transición, no aparecen los GARI, el MIL, los grupos autónomos, ni siquiera como nota a pie de página. Vemos como nos imponen los nombres detestables de ministros franquistas. Nos hablan mucho de Suárez, ministro franquista de la Falange, el "Movimiento" fascista de la dictadura, como el gran demócrata, nos hablan mucho de Fraga Iribarne. Los historiadores nos hablan mucho de El País, de Felipe Gozález y Alfonso Guerra, aunque silencian que fueron apoyados por los servicios secretos, que les ayudaron a tomar el poder en el PSOE histórico, o de que esos fantasmas socialistas inexistentes en la dictadura recibieron el apoyo y dinero de la CIA y de los socialdemócratas alemanes y fueron apoyados por el franquismo para impedir el auge de los comunistas, al inicio ilegales. De eso no nos hablan, ni de que los centristas recibieron miles de millones de los dictadores árabes para que ganaran las elecciones.

Mientras miles de obreros, intelectuales, estudiantes… militantes de muchos partidos… se la estaban jugando luchando contra el franquismo, ellos estaban ya preparando el cambio de apariencia. Ni siquiera hubo ruptura, esa continuación y transición fue una obra de arte de los franquistas y de los elementos de la CIA. Su verdadero plan estratégico: convertirse en demócratas y seguir manteniendo el poder y las ideas franquistas. Nosotros no salimos en ningún libro de historia. Sin embargo, hicimos mucho más que el obediente rey, que no hizo nada en contra del franquismo que le educó, para acabar con la dictadura de la que él llegó a ser jefe de estado en funciones. Ni los intelectuales, ni los estudiantes que se manifestaron, ni los obreros que se arriesgaron salen bien parados en la historia oficial. Pero unos politiqueros corruptos con las manos manchadas de sangre, como Fraga Iribarne, siguen controlando los poderes esenciales, el militar, el judicial, el mediático, el académico… y, en cuanto al político, permiten a los españoles ir a votar. A los vascos les encierran los candidatos, y durante tres meses asustan a los ciudadanos con ETA y atentados suicidas yihadistas (antes era con pronunciamientos militares) para que los ciudadanos voten a los partidos centralistas, de Estado, formados en el franquismo, controlados por los poderes fácticos.


3. LOS INICIOS DE LOS GARI
"Es imperativo abandonar la teoría de la "vanguardia dirigente" y adoptar la concepción -mucho más sencilla y mucho más honesta- de minoría actuante, que desempeña una función de fermento permanente, promoviendo la acción sin pretender dirigirla. La fuerza de nuestro movimiento radica, justamente, en que se apoya en una espontaneidad "incontrolable", que impulsa sin pretender canalizarla, sin pretender utilizar en beneficio propio la acción que ha puesto en marcha".

(Daniel Cohn-Bendit. "Movimiento 22 de Marzo")

Los GARI fueron unos grupos autónomos que existieron en Francia y España en los años 1974 y 1975 y que actuaron después de la detención de los militantes del MIL y sobre todo a partir de la condena a muerte y ejecución a garrote vil a Puig Antich. Después de la disolución del MIL, decidieron seguir combatiendo formando y potenciando pequeños grupos autónomos, sin siglas, anónimos, buscando la manera de coordinarse, a partir de la acción. Considerábamos que ése era el tipo de organización eficaz, contra la dictadura y el Capital, la manera menos vulnerable de combatir al Estado franquista. La idea era intervenir en las luchas, en sintonía con las luchas obreras y populares y en sintonía con el entusiasmo revolucionario de acabar con Franco y su principito. Éramos principalmente estudiantes, de clase media, en rebeldía contra el Estado en sus diferentes formas (Dictadura, militares, trabajo, universidad, familia, Capital, Medios de información, violaciones de los derechos más elementales). Muchos proveníamos del entorno libertario. Los franceses estaban relacionados con los exiliados españoles de la CNT por lazos familiares o por afinidad. Otros, como el Grupo Primero de Mayo, provenían directamente de la CNT.

Estábamos influenciados por el mayo del 68 francés y sus ideas antiautoritarias, el situacionismo, los intelectuales franceses Sartre, Camus, Genet, Guy Debord, Baudrillard. Había una predisposición a la solidaridad, a participar en las luchas, a protestar, a insurreccionarse al constatar que el Estado violaba los derechos más elementales. Todos nos fuimos concienciando y formando en las huelgas y manifestaciones, formando parte de piquetes, en grupos que hacíamos pintadas, sabotajes... Nos fuimos radicalizando al pasar a la acción. Estábamos interesados en conocer la historia de las luchas obreras, la historia de los grupos guerrilleros, lo que se decía en el extranjero de España, lo que publicaban los exiliados catalanes, los españoles, lo que se publicaba en Ruedo Ibérico. Nos interesábamos por la lucha de ETA, de los partidos clandestinos, por la historia de la revolución española, de la Guerra Civil. Estábamos interesados por leer lo que nos escondían, ocultaban y censuraban en España. Este afán de informarse, de conocer, era general. Estábamos muy influenciados por el movimiento contracultural, formábamos parte de él de una manera u otra. También estábamos influidos por nuestros antecesores, los maquis, las guerrillas de Latinoamérica, los Tupamaros, el Che, la ETA, grupos históricos como “Nosotros” de Durruti, García Oliver y Ascaso. Lo importante era pasar a la acción, armarse y prepararse, porque estábamos convencidos de que los franquistas no cederían su poder y sus privilegios sin pelear e intentar mantenerlos por la fuerza. Lo importante era asumir nosotros la lucha sin esperar ni el despertar del Proletariado, ni las indicaciones de los líderes, ni el contexto apropiado, ni la muerte de Franco. Nosotros creíamos que, así como la acción de otros nos concienciaba y nos despertaba, la acción nuestra de resistencia iba a provocar igualmente el efecto mariposa, que se añadirían grupos, como así sucedió.

Este tipo de organización autónoma ya existía, y mejor. No es que hiciéramos o descubriéramos nada nuevo. El grupo 22 de marzo de Cohn-bendit, las Brigadas Rojas, la RAF, eran los que marcaban la resistencia al neocapitalismo incipiente y globalizante en Europa. La ETA y sus grupos eran los que tenían en jaque a los militares franquistas y aliados y sus acciones nos alegraban ya que iban debilitando al régimen. Era un tiempo de muchas recetas políticas, de efervescencia de grupos, con escisiones, nuevos grupos, nuevas recetas, nuevos programas, siglas, etc. Los grupos autónomos se quieren desmarcar de esto con la autonomía, cada uno se hace su propia ley, toma las decisiones y actúa de manera propia. Autonomía proviene del griego y significa “el grupo que se hace su propia ley”, que decide las normas y cómo se organiza, que se retroalimenta por sí mismo, que está capacitado para no depender de los demás, que es capaz de emanciparse a sí mismo. Es la autonomía aplicada a la acción de los pequeños grupos, que se puede extender a organizaciones más grandes. Valorábamos la autonomía en oposición a lo automático, a las normas, principios y reglas que regulan a los grupos políticos. Valorábamos la autonomía frente a los grupos que funcionan por encargo o mandato, o los grupos que son dirigidos, o los mueven a capricho, como los robots. Esta autonomía de la que nos reclamábamos, no impedía que fuéramos conscientes de las muchas ataduras que padecemos y a las muchas contradicciones personales entre lo que se piensa y se hace. De ahí la revuelta para llegar a hacer lo que se piensa y pensar lo que se hace.

No éramos muy militantes y en eso nos equivocamos. No nos preparábamos en cuestiones básicas de seguridad, tácticas, estrategias, formación militar, conocimiento del enemigo. Nuestra mediocridad, falta de organización y preparación impidieron que diéramos golpes certeros como los de la ETA, que evidentemente se pueden, y se podían haber dado. Vivíamos al máximo la vida bohemia de París con múltiples relaciones y descubriendo nuevos intereses, amigos, países y pasatiempos. Reaccionamos al asesinato de Puig Antich con ganas de ir a por todas contra la dictadura, y contra cada una de las barbaries del franquismo. Los combatimos con entusiasmo pero no con preparación y persistencia, anticipándonos a ellos o sorprendiéndoles. Más bien actuábamos respondiendo a los crímenes que la Dictadura cometía. Tampoco reflexionábamos mucho sobre lo que íbamos haciendo. De ahí la repetición de errores. La autonomía era igualmente una necesidad ante las fuerzas represivas, el que no cayera toda una organización grande, el que no hubiera infiltrados, y la convicción de que en pequeños grupos invisibles, incontrolados, anónimos, éramos mucho más fuertes.

Éramos miembros de grupos autónomos ya existentes, que nos uníamos por afinidad sin pretensiones de ser vanguardia sino de participar con acciones que respondieran a nuestros deseos y a las necesidades del movimiento popular existente contra la dictadura. El GARI lo forman varios grupos autónomos: los ex MIL Jean Marc Rouillan, Jean Claude Torres, Nicole… a los que se les añaden sus amigos del instituto, en especial, Mario Inés Torres, Michel Camillieri, Pierre Roger (también hubo separaciones: por ejemplo, Jordi y Pilar, que se ocuparon de las ediciones “Mayo 37” y de su difusión); un grupo de apoyo y solidaridad con los presos que habíamos formado en París; algunos del comité de solidaridad con los ex MIL, “Comité Vidal Naquet” de París; el “Grupo Primero de Mayo”, vinculado a la CNT en el exilio; un grupo anarquista de Toulouse que tenían una imprenta donde se imprimían los folletos de “Mayo 37” y hacían una revista llamada “Basta”; y un grupo que actuaba en el país vasco francés. Es la primera vez que se juntan varios grupos diferentes, que no se conocen los unos a los otros. Ya no es un grupo de amigos que decide pasar a la acción, sino una organización de varios grupos autónomos, más fuerte. La coordinación había sido impulsada básicamente por Jean Marc Rouillan. Los ex MIL y el “Grupo Primero de Mayo” ya eran dos grupos históricos en aquel momento, y buscados por la policía española y francesa. Los que estaban buscados vivían en la clandestinidad, otros hacíamos vida normal en Francia.

Los GARI englobaban diferentes grupos autónomos anónimos que intervenían sin utilizar sigla. El único que tenía sigla, y más antigüedad en el activismo, era el “Grupo Primero de Mayo”. La sigla GARI aparece más tarde, después del secuestro de Suárez y se utiliza para reivindicar el secuestro y dar una imagen de fuerza que no teníamos, ante el régimen franquista, para mostrarnos como una organización con capacidad de actuar, en París, Toulouse, Montpellier, Barcelona, y bien coordinada. Aunque personalmente considero que siempre es más eficaz el anonimato, en este caso tiene su justificación. Paradoja. A los diferentes grupos anónimos nos pusieron en los archvos de la Cour de Securité de l`Etat en una carpeta llamada “GARI”, y fuimos el último caso que investigó esta Corte, ya que luego desaparecería. En cambio, Alberola y los de su grupo, que cayeron con el secuestro Suárez, y que sí tenían sigla, fueron judicializados por el derecho normal, sin quedar enmarcados bajo el nombre “GARI”, a pesar de que el nombre apareció en la prensa con el secuestro Suárez. Insisto en lo de las siglas, porque la sigla MIL, aunque fuera una broma, facilitó el trabajo de la policía, sobre todo estando algunas acciones detalladas en la revista CIA. Y también supuso un problema para los obreros de Plataformas o militantes vinculados a las ediciones “Mayo 37”, que se vieron de golpe vinculados con los atracos del MIL, hecho que finalmente provocó la autodisolución, para que cualquiera quedara libre de la vinculación con el MIL. Y la OLLA fue bautizada por la policía, como dijeron los propios compañeros del MIL, por su necesidad de englobar en un grupo a incontrolados que actuaban autónomamente.

“No somos ni la vanguardia del proletariado ni el partido revolucionario. No representamos a nadie más que a nosotros mismos. Somos engranajes de una sociedad que nos explota y nos oprime y queremos VIVIR y COMPRENDER.

Lo esencial de nuestra trayectoria es haber intentado VIVIR cambiando en nuestra vida cotidiana las relaciones estereotipadas, jerarquizadas, artificiales, entre individuos. Esto nos ha llevado a una tentativa de comprensión más amplia de nuestra situación en la sociedad.

Nos ha llevado a luchar contra todo lo que nos aliena (el capital, su Estado tentacular y todo lo que se le someta: partidos y grupúsculos políticos, burocracias sindicales etc.). Y también nos ha llevado a intentar socorrer realmente a los amigos amenazados de muerte, empleando excepcionalmente medios particulares que se corresponden con esta situación concreta (y no con la intención de priorizar en el futuro este tipo de métodos).”

(De un texto de noviembre de 1974 firmado “Los Dinamiteros vascos”)


4. LA INUTILIDAD DE LAS ACCIONES PACÍFICAS
La coordinación inicialmente era para intensificar la campaña para salvar a Puig Antich. No estaba en ella, al menos en los primeros contactos en Toulouse, la idea de acciones violentas. Podían tener un efecto contraproducente como lo tuvo el atentado de Carrero Blanco. No pensábamos que lo fueran a ejecutar tan rápido, ni siquiera que el nuevo gobierno que se presentaba como liberal, de apertura y progresista, iba a cometer el crimen. Pero las acciones legales, las peticiones, las recogidas de firmas, la búsqueda de apoyos, la solidaridad de la población… no funcionaron. Eso nos llevó a una impotencia, decepción, desesperanza y a decidir que sólo podíamos contar con nosotros mismos.

Manuel Vázquez Montalbán, dirigente del PCE por aquel entonces, en la novela, “Autobiografía de Franco”, explica en pocas palabras cómo el PCE y la oposición democrática decidieron no hacer nada, priorizando así los pactos con los franquistas a la muerte de un anarquista:

“Difícil explicarle a usted el porqué de la escasa reacción española, ante el asesinato legal de Puig Antich, un joven anarquista que mató a un policía mientras forcejeaban por una pistola. Tampoco reaccionó la oposición. La oposición empezaba a ver la salida del túnel, con su féretro por delante, excelencia, y no quiso arriesgar territorios de libertad factualmente recuperados, por la muerte de un anarquista… Hubo algunas manifestaciones, sobre todo en Barcelona. Extrema izquierda. Cristianos para el socialismo. Simples horrorizados ante la operación de matar, pero los estados mayores de los partidos trataban de despegarse de la violencia, en busca de una respetabilidad pactante de la futura llegada de la democracia a España. Eso no quiere decir que no nos tragáramos aquél cadáver como un sapo y que no fuera necesaria mucha verbalidad para hacerlo digerible”.

Cualquiera podrá comprender el resultado de la peregrinación a las sedes de los partidos y organizaciones en el exilio para que apoyaran a los MIL en París. Nos echaban. Unos decían que eran gánsters, delincuentes, que este grupo nadie lo conocía, que la población no entiende que se hagan atracos y se mate un policía para combatir a Franco… Otros más decentes, argumentaban que estaban muy ocupados con el proceso 1001, de Camacho y compañía, otros nos daban las gracias por la información y nos decían que estudiarían que podían hacer. En fin, nada. Sólo conseguimos algunas firmas sueltas de intelectuales. Pero en aquel tiempo el partido importante era el PCE, que lideraba las luchas en España. No quisieron. El mismo resultado tuvieron otros compañeros que hicieron las gestiones en Barcelona, contactando con la Asamblea de Catalunya. Lo iban dejando de lado una semana tras otra. No les interesaba. Tenían temas más importantes que discutir.

Años más tarde supimos la causa de esta falta de solidaridad y rechazo a apoyar a los del MIL. Después del atentado contra Carrero Blanco, Carillo pacta con la dictadura. Agentes de la dirección nacional de seguridad lo llaman a París: “Don Santiago, nos vamos a ocupar especialmente de los presos del proceso 1001 –que empezaba aquel día-, y le garantizamos la máxima seguridad. Nuestra lucha no es contra ustedes, sino contra los terroristas”. Aquella misma noche salieron de la Modelo algunos de los ciento trece presos de la Assamblea de Catalunya. Los otros salieron al día siguiente. Carrillo condenó el terrorismo de ETA y a los grupos armados. Ya podíamos nosotros ir llamando a las puertas. Tenían directivas de arriba de que la política a seguir era no apoyar a los que ellos ya también llamaban terroristas. Dejaron a Puig Antich para que los ultras satisficieran su venganza. Decidió la ejecución el gobierno más liberal de la dictadura franquista, después de tres semanas de hacer proclamas de apertura, liberalización, etc. ¿Por qué actuaron así? El gobierno Arias Navarro sabía que Puig Antich no tenía el apoyo de la oposición liderada por el PCE. También lo sabía Fraga Iribarne, embajador en Londres, quien en esta época se estaba reuniendo para crear PRISA y el periódico El País con los franquistas Cebrián y Polanco.

Los GARI surgieron como reacción a la ejecución de Puig Antich, condenado a garrote vil en un Consejo de guerra militar y para defender a los presos del MIL que arriesgaban la pena de muerte. En especial, Oriol Solé Sugranyes y José Luis Pons Llobet. Nació como reacción a un asesinato de Estado, a la violencia del Estado, al terrorismo de la dictadura. El asesinato a garrote vil de Salvador Puig Antich nos conmocionó y nos decidió a pasar a las acciones. Fue un momento de exasperación, de indignación y decepción por no haber podido evitarlo. Estábamos afectados y decidimos implicarnos en la lucha clandestina y violenta contra la dictadura denunciando al mismo tiempo a la oposición democrática. Enseguida sentimos la necesidad de unir esfuerzos y capacidades para realizar acciones más importantes. Decidimos pasar a los atentados y secuestros.

El objetivo concreto de los GARI fue, pues, impedir un nuevo asesinato de militantes del MIL, liberar a los compañeros presos y vengar la muerte de Puig Antich, atacando con fuerza a la dictadura franquista en el exterior. Su objetivo general era potenciar grupos autónomos armados, sabiendo que los ultras y fascistas no iban a desmantelarse por las buenas ni a perder sus privilegios sin pelear. Partíamos de la base de que las reivindicaciones de la oposición, incluso las del rey Juan de Borbón, de desmantelar el aparato franquista, amnistía y libertades democráticas, no se conseguirían pacíficamente. Los ultras pelearían y nosotros debíamos prepararnos como en el 36 ante la posibilidad de sus intentonas asesinas. Mientras nosotros y muchos grupos revolucionarios pensábamos en la revolución, la CIA trabajaba para mantener el aparato franquista con la sucesión de Juan Carlos, y sobre todo sus bases en España y el control de la policía secreta. Los historiadores franquistas, monárquicos y afines llaman a la Transición española “el acontecimiento más importante realizado en España desde los Reyes Católicos”. La historia oficial la siguen escribiendo los vencedores.


5. BIBLIOGRAFIA COMENTADA SOBRE LOS GARI
Para realizar esta investigación, saqué el libro de Telesforo Tajuelo, compañero de lucha de la resistencia a la dictadura franquista e historiador, “El MIL, Puig Antich y los GARI”, y otros libros que tocan el tema de pasada, cuyos autores están relacionados de alguna manera con el GARI, Jean Barrot, Octavio Alberola y Luis Andrés Edo. No hay más libros a mi conocimiento que hablen directamente sobre los GARI.

a) El MIL, Puig Antich y los GARI de Telesforo Tajuelo. Ed. Ruedo Ibérico, 1976
Telesforo Tajuelo ha sido el único en realizar un libro sobre los GARI y el primero en realizar un libro sobre el MIL y Puig Antich. La mayoría de literatura y libros sobre Puig Antich y el MIL aparecen 25 y 30 años después. Su libro fue un acto militante. Tajuelo formó parte de un grupo autónomo anónimo de París y su libro fue fruto de un desafío a los partidos en el exilio que seguían considerando a los encarcelados de los ex MIL como gángsters, delincuentes, y no los querían apoyar políticamente. Cuando propuso el tema del desconocido MIL como tesis para su licenciatura de historia, nosotros estábamos en París buscando apoyos para los presos del MIL, recibiendo un rechazo tras otro de los partidos políticos y organizaciones del exilio: “Sólo han hecho atracos y asesinado a un policía”. “Nadie les conoce, son atracadores”. “No podemos apoyar a atracadores. Son un mal ejemplo para el proletariado”. Los más amables se excusaban: “Dejen la información. Ya nos la miraremos”. “Ahora estamos muy ocupados con el proceso 1001 de Comisiones Obreras”.

También fue un desafío universitario. Tajuelo no lo tenía claro como tema histórico porque nadie tenía conocimiento del MIL, pero los GARI ya empezaban a ser noticia en los periódicos franceses. Al confiarme sus dudas, recuerdo que le insistía en que investigara sobre el MIL, que necesitaba ser conocido como grupo político. Era parte de nuestro trabajo en el Comité de Solidaridad con los presos del ex MIL, la de realizar dossiers sobre el MIL, darlos a conocer y demostrar así que no eran gángsters sino revolucionarios. No recuerdo cuál era el otro tema que pensaba presentar, pero sí que le insistía en la conveniencia de investigar sobre lo que a uno le interesa. Y me decía que no se lo iban a aceptar, que su universidad (Sorbonne) era seria a diferencia de la mía (Vincennes) y que los profesores estaban muy al tanto de lo que pasaba en España, de Comisiones Obreras, y las diferentes escisiones de partidos y sindicatos.

Telesforo Tajuelo, más que ninguno de nosotros, consiguió con su tesis en la Universidad de la Sorbonne “Le MIL et les GARI” dar a conocer y publicitar la relevancia política del MIL que les negaban los medios, los franquistas y la oposición democrática y comunista al franquismo, tanto en el interior como en el exilio. Presentó y defendió su tesis con el título “El MIL y los GARI. Teoría y práctica. 1969-1975”. Y al igual que el título, Telesforo se solidarizó con los presos con la teoría y con la práctica. Hay exageraciones a favor del MIL intensificando o exagerando el organigrama organizativo, el número de militantes, y su vinculación con el movimiento obrero. Fueron exageraciones hechas a propósito y por ello tienen un mérito añadido ya que lo que Tajuelo pretendía, aparte del título de historiador, era publicitar y dar a conocer a los encarcelados del MIL, como militantes políticos y grupo político. Esa es la explicación de las exageraciones, que han ayudado a crear el mito y proyección del MIL. Recuerdo algunas discusiones con Telesforo sobre la conveniencia de dejar o no algunas de las exageraciones ¿Cuáles había que reducir, dejar o eliminar? Tajuelo decidía en base a la composición del tribunal y en base a la documentación que le pudimos conseguir: los libros de la editorial “Mayo 37”, las revistas CIA, documentación de Plataformas y del movimiento obrero de Barcelona.

Certificada la historia del MIL y de los GARI por la Universidad “La Sorbona”, la editorial Ruedo Ibérico publicó su tesis al año siguiente, en el primer trimestre de 1976. Su objetivo lo explica en la introducción: “evitar el olvido del MIL y GARI”. Anticipa al olvido que contrarresta con su libro e investigación. A pesar de la edición de Ruedo Ibérico, su anticipación del olvido político del MIL fue acertada durante las tres décadas siguientes y, en cuanto a los GARI y los grupos autónomos, siguen en el olvido del Sistema: “Este libro, resumen de un trabajo más amplio presentado en la Universidad de París (Sorbona), se propone salvar los MIL y los GARI del olvido al que el poder establecido quisiera relegarlos. Los miembros del MIL están en la cárcel. El “mártir” del grupo está en el cementerio. Antes de desaparecer, este grupo dejó tras sí varios textos que, aunque confusos, representan un esfuerzo considerable en la búsqueda de la autonomía de la clase obrera”.

Asimismo, en la introducción, Tajuelo se anticipa a la recuperación de Puig Antich, como producto de consumo y espectáculo, denunciándola con treinta años de antelación: “Puig Antich ha sido recuperado por el espectáculo, o como dirían los situacionistas, por la sociedad del espectáculo. Puig Antich se convirtió de la noche a la mañana en un antifascista ilustre y amigo de todo el mundo. No sería extraño que un día apareciera la cara de Puig Antich reproducida en las camisas veraniegas de algunos jóvenes progresistas españoles, como hemos tenido la oportunidad de ver con el Che Guevara, por ejemplo”. Incluso en esta broma que a la salida del libro atribuímos al exceso de porros, ha tenido razón. Hemos podido observar en las banderas de los nacionalistas catalanes la imagen de Salvador Puig Antich. No digamos ya después del film “Salvador”, su nombre está en las calles y plazas. Se olvida la lucha y se monta el espectáculo.

No es que Tajuelo fuera adivino y presagiara que el director de TV3 y una multinacional de servicios audiovisuales harían una recuperación del Puig Antich, convirtiéndole en un producto de consumo, en un “Che Guevara catalán” y símbolo catalán de la lucha contra el franquismo. No es que Tajuelo tuviera premoniciones y visiones a treinta años vista, sino que ya en los días siguientes a la ejecución pudimos ver cómo todos los grupos que boicotearon y silenciaron la campaña de Puig Antich y el MIL (entre ellos la Assamblea de Catalunya) salieron con sus banderas a manifestarse contra el asesinato. Ya lo estaban recuperando en 1974. Tajuelo denuncia “los textos hipócritas de partidos, grupúsculos y organizaciones diversas, que antes habían vituperado o silenciado al MIL, y después de la ejecución de Puig ensalzaron la lucha de Salvador Puig Antich, a cuya lectura dan ganas de llorar de rabia al ver la utilización que se hace del MIL por parte de los mismos grupos y partidos que el MIL atacaba a través de sus publicaciones”. Ya en 1974-76 en los ambientes revolucionarios y de izquierda españoles, según Tajuelo, “el MIL y su “mártir” Puig Antich se vendían bien en tanto que nuevo producto de consumo”.

En cuanto al capítulo dedicado a los GARI, no hay exageraciones como en el del MIL, considerados por los medios políticos como delincuentes. Los análisis y observaciones sobre los GARI fueron más precisos y críticos, sin exageración, ya que los GARI no necesitaban créditos políticos, ni reivindicarse como políticos. Y él formaba parte de uno de los grupos autónomos vinculados a los GARI. Su libro es el testimonio implicado de un activista, camuflado de historiador, o bien, la investigación de un historiador novel, que desde la distancia y siguiendo los parámetros de la Universidad, explica didácticamente y con profundidad la primera historia del MIL y de los GARI. En cualquier caso es un libro meritorio, audaz. Una historia de las ideas y las acciones de los grupos autónomos de combate contextualizada en su época. A muchos de los historiadores y afines, tan centrados en el tema de su investigación, se les olvida el contexto. Además, sus escritos sobre el GARI, más que historia, eran actualidad historiada, pero reforzaban y probaban el carácter político del desconocido grupo MIL.

b) Jean Barrot, La violencia y movimiento social en España. Ediciones Mayo 37.
Jean Barrot fue uno de los teóricos del Mil y líder del Movimiento Comunista francés, una organización comunista no autoritaria, consejista, asamblearia, a la que los militantes del MIL estaban vinculados, influenciados por los situacionistas y mayo 68 y vinculada a la librería y editorial “La Vieille taupe” (El Viejo Topo). Exhortaban a la lucha armada y proclamaban la necesidad de pequeños grupos que sirvieran de detonadores, de chispa, para acelerar el proceso revolucionario. Las discusiones a partir de “l´ affaire” Puig Antich fueron el detonador de su derrumbe.

Sobre el GARI dijo que se trataba de “una deriva terrorista, aislados del movimiento real, y conformando un poder paralelo”. Asimismo señaló otras críticas más aceptables como “la repetición de errores en las detenciones”, o “el culto al poder armado para compensar un vacío de análisis”. Barrot con su libro sobre el movimiento obrero en Barcelona pretendía llenar ese vacío de reflexión y análisis, que criticaba a los MIL. La crítica de Barrot merece tenerse en cuenta tanto en el análisis de los errores, trabajo siempre positivo, como en la condena de “terrorismo” a los GARI, que considero como una cuchillada por la espalda viniendo de compañeros de lucha. La condena a los GARI de grupo terrorista es la misma que hicieron los franquistas, los demócratas franceses, los partidos políticos, incluidos el Partido Comunista, y los medios de comunicación nacionales.

La contradicción flagrante de Barrot es que el Movimiento Comunista, MC, la organización más radical de la extrema izquierda francesa, proponía la lucha armada y orientó a los MIL a través de Jean Barrot en la lucha armada en España. Pero cuando Rouillan y los grupos que contacta (los GARI) practican la lucha armada en Francia, entonces Barrot los tacha de terroristas ¿Qué diferencia podría haber entre el capitalismo de forma dictatorial y militar español y el capitalismo colonial francés bajo forma liberal? Además los GARI no mataron ningún representante y símbolo del poder represivo del Estado, objetivo acorde a los grupos revolucionarios que deseaban acabar con el capitalismo. Los GARI tampoco eliminaron a un civil, razón por la que no se nos podría llamar terroristas, al ser los civiles los objetivos del terrorismo de Estado. Los GARI se limitaron a acciones violentas contra edificios y personajes del Poder, poniendo en juego nuestra libertad y padecer años de prisión.

Lo más curioso es que Barrot, mientras condenaba a los GARI de terroristas por sus acciones simbólicas en Francia, al mismo tiempo promulgaba la violencia y lucha armada del proletariado, grito de guerra de su grupo contra el capitalismo e imperialismo. Con lo cual vemos que la dialéctica marxista da para mucho. Sospecho que la condena a los GARI se debe en parte a la osadía de Jean Marc Rouillan que se unió con grupos autónomos de sensibilidad libertaria, y siguió en Francia con la lucha armada en solidaridad con sus amigos encarcelados. Pues la foto de vista después de 30 años sería la siguiente: el teórico de la lucha armada y líder del MC propone, para evitar el fusilamiento o garrote de los encarcelados del MIL, realizar reuniones, octavillas, manifestaciones, mientras Jean Marc Rouillan se separa del MC y se une a grupos autónomos anarquistas y empiezan acciones violentas contra el régimen franquista en Francia. Podemos ver el libro de Barrot sobre el MIL y el GARI como una manera de salvar la cara, de nadar y guardar la ropa, de seguir proclamando la lucha armada y al mismo tiempo criticar a los anarquistas del GARI como un grupo terrorista y desligado del proletariado.

Hay otra razón, seguramente más escondida, que motivó a Barrot a condenar públicamente las acciones del GARI en Francia. La de no verse vinculado e involucrado judicialmente. Barrot explicó su vinculación al MIL, a Jean Marc Rouillan cuando actuaban en España, por lo que lo más cómodo y seguro era condenarlos cuando actuaron en Francia y desvincularse. Es una reacción típica y previsible: cuando un grupo es condenado, cuando empiezan las detenciones y la persecución, algunos compañeros los ignoran en menos que canta el gallo. En el País Vasco obligan a condenar a los activistas de ETA y a sus acciones. Eso explicaría como las mismas acciones en España fueran legítimas y revolucionarias, y en Francia fueran terroristas y contraproducentes para el movimiento obrero.

La ejecución de Puig Antich provocó las tensiones previsibles dentro del MC por estar proclamando la lucha armada en teoría durante años y proponiendo a sus militantes ante la caída de sus camaradas de Barcelona comités de solidaridad y distribución de panfletos. Las bases no lo comprendieron. Fue el hundimiento del Movimiento Comunista, mientras iban discutiendo sobre la legitimidad y oportunidad de la lucha armada y proponiendo folletos y discusiones para salvar a los encarcelados. Igual como en el Titanic algunos aristócratas se fueron al abismo vestidos de frac y bebiendo champagne, los líderes del MC se hundieron con el uniforme comunista puesto. Fue de los más activos en la solidaridad con los ex MIL.

También hay que reconocerle la propuesta de la famosa autodisolución de los MIL, que era una necesidad para evitar más detenciones. Barrot los animó a una reunión para autodisolverse (que se llamó Congreso), visto que una parte de “los milis” ya estaban controlados por la policía, y quedarían quemados los equipos político, obrero, intelectual, vinculados a ellos. Había que separar los que hacían atracos de los obreros e intelectuales que participaban o recibían los libros de ediciones “Mayo 37”. De hecho también influenció el que los obreros de Plataformas autónomas no quisieran recibir ni distribuir el material editado por los del MIL, de miedo a ser considerados cómplices de banda terrorista y de atracadores.

Jean Barrot era el seudónimo de Gilles Dauvé. Eso lo sabíamos, pero no sabíamos que la razón de su seudónimo era para esconderse de su propio padre, un notorio extremista de derecha, el Comisario General de Información. Guy Dauvé se mantuvo en los más altos cargos durante varios gobiernos, responsable de la represión de las diferencias disidencias, desde el FLP argelino, a los independentistas corsos, bretones, vascos, “Le Canard Enchain”, a quienes amenazó con sacar fotos comprometidas de sus periodistas, y a los grupos autónomos de combate, entre ellos al GARI, que al igual que el hijo, consideró y nombró como terroristas. Más interesante, es que los métodos del Comisario Dauvé, dirigente de las cloacas de la extrema derecha y con rango ministerial, fueron eficaces y dieron sus resultados. El Comisario Guy Dauvé preparó e infiltró a sus hombres en los grupos revolucionarios, creó grupos de mercenarios, a imagen y semejanza de los grupos revolucionarios, y utilizó estos provocadores y mercenarios en las manifestaciones izquierdistas, para así criminalizarlos y asociarlos a delincuentes, y hacerlos aparecer como el gran peligro que amenazaba la sociedad. En especial estos “grupos autónomos” de mercenarios los activaban antes de las elecciones para que los ciudadanos convenientemente asustados, fueran a votar correctamente. Y finalmente, antes de jubilarse, en los años 80 con la llegada de los socialistas, amenazó de mil y una maneras al clown Coluche, cuando decidió presentarse como candidato presidencial. Siempre al servicio de los poderosos y del Estado.

La inevitable discusión de la lucha armada de los oprimidos. Esta discusión no debería darse. Los ejércitos de mercenarios matan a miles de civiles y defienden los intereses de unos pocos ricos y no aparecen discusiones sobre la violencia y la legitimidad de los asesinatos de civiles que provocan a diario. Tampoco hay discusión cuando sus asesinatos y torturas aparecen probadas y publicadas. Los servicios secretos matan y provocan los atentados necesarios para aterrorizar a las poblaciones y armar guerras civiles, como en Iraq. No hay discusión sobre los métodos sino sobre lo que cobran por matar. Los ejércitos oficiales mantienen dictaduras y a los cuatro ricos con violencia y terror. En todos estos años ¿Alguien ha visto a los civilizados y humanistas norteamericanos discutir sobre la pertinencia de la lucha armada de su país apoyando a las dictaduras, que matan y asesinan a civiles? ¿Alguien ha visto alguna crítica a la peor dictadura del planeta, a estos monos asesinos de Arabia Saudita? No hay discusión sobre los métodos criminales de los amos del mundo. Ellos sólo piensan en mantener el terror e impedir que algunos de los millones de súbditos se rebelen y maten a algunos de ellos. EEUU se impone en el mundo matando a cientos de miles de civiles ¿Hay que cuestionarse y discutir la legitimidad o ilegitimidad para liquidar a los asesinos? Buena parte de sus robos los dedican a aumentar los ejércitos de mercenarios y de guardaespaldas, a engañar a los ciudadanos para que piensen que no se puede atacar al Estado y que los terroristas y asesinos son los rebeldes, a exigir a los jueces penas ejemplares para los que se hayan rebelado, etc. ¿Por qué durante cien años estuvo prohibido hablar de las rebeliones de esclavos contra sus amos? ¿Por qué Batasuna o las FARC son considerados grupos terroristas? Lo que digan los estados terroristas, los amos del mundo, no tiene que ser motivo de discusión, y menos de condena.

El tema de la lucha armada es tema de discusión actual, pasado y futuro. De todo ello lo más importante es el miedo de los pocos ricos y cía a que algunos ciudadanos tomen conciencia y se den cuenta que cualquier persona o grupo puede ser motor de la historia por solos que estén. Los pocos ricos pueden asesinar o mandar a asesinar a un millón de iraquíes. Pero tienen que saber que cualquier persona puede liquidar a los asesinos, a los pocos ricos y a sus ejércitos de mercenarios y crear un efecto dominó o el efecto mariposa de la teoría del caos. Es la lucha de clases. Lucha de clases que ni siquiera se puede nombrar, como en la época de los romanos, expresión prohibida en TV3 incluso en programas de historia, o sobre la revolución española. Es suficiente con saber que los pocos que mandan son unos mediocres y vulnerables si uno no se cree su principal mentira “Los pequeños grupos no pueden hacer nada contra el Estado. Un grupo pequeño no está capacitado para cambiar el sistema, o derrocar un gobierno”. “No se puede cambiar el régimen, y menos el capitalismo”.

c) El anarquismo español y la acción revolucionaria (1961-1975). Octavio Alberola y Ariane Gransac. Editorial Ruedo Ibérico, 1975.
Octavio Alberola cita a los GARI sin apenas explicar su procedencia, sus objetivos y efectos, informando sobre el secuestro de Suárez a partir de citaciones de la prensa que le catalogan a él como cerebro y máximo responsable, hecho que como mínimo debería rectificar como una mentira más de las muchas que se distribuyeron desde la prensa. Este error de protagonismo se justifica porque su remarcable investigación sobre el activismo revolucionario la realiza a partir de su propia experiencia y la de compañeros próximos. Hay que dejar claro que si alguien coordinaba a los diferentes grupos autónomos que englobaron los GARI, ese era Jean Marc Rouillan, ex MIL. Eso Alberola lo sabe.

Difiero asimismo de Alberola cuando considera las otras acciones del GARI en las que no participó como “espectaculares e inofensivas”. Estoy de acuerdo con lo de espectacular pero no con lo de inofensivas. Las acciones del GARI tuvieron un impacto en el aislamiento del régimen franquista, por ser las primeras que se hacían de manera múltiple, plural y coordinadas en el extranjero. Aumentaron el miedo de los franquistas y disminuyeron sus salidas a Europa y aumentó la mala reputación y rechazo europeo al régimen de Franco. A cada atentado simbólico, se recordaba al régimen franquista y se le culpaba de la agitación existente en Europa. Los ataques a las entidades representativas de la España franquista en suelo europeo: bancos, Iberia, consulados, etc., eran como banderillas al Régimen. ETA atacaba en el Interior dando golpes al corazón del Régimen como en el caso de Carrero. Nosotros seguimos dando banderillazos al Régimen, aprovechando la facilidad de movimiento y el rechazo de las democracias europeas al régimen de Franco.

Luego nos enteramos que los que acabaron con el franquismo fueron el Rey Juan Carlos, el jefe de estado de Franco y sucesor, el falangista Suárez, el franquista Fraga Iribane, etc. Ellos solitos, los fascistas procuradores de las Cortes franquistas, se hicieron el harakiri, se convirtieron a demócratas y nos dieron la democracia, es decir, la posibilidad de votar, manteniendo intacto todo el aparato franquista militar, judicial, etc. Los obreros, manifestantes, estudiantes, no tuvieron casi nada que ver en la transición según historiadores oficiales. Se convirtieron en adornos nuestras huelgas, manifestaciones, luchas. Y los GARI ni siquiera salen en la foto como adorno o en alguna esquina, lo cual es de agradecer. Por lo cual, viendo como recuperaron luego la historia, hay que dejar claro tanto nuestros golpes como potenciadores del fin del franquismo, como la participación en las prisas de los liberales (PRISA) y franquistas de ir preparando una transición controlada. El miedo a una revuelta social que pusiera fin al aparato franquista, puso en marcha en estos años, en pleno franquismo, la operación de la transición. Se crea el grupo PRISA en 1974, Bilderberg apoya el plan de una transición controlada con el príncipe Juan Carlos como sucesor. Lo pactan con Fraga Iribane y los socialistas. EE.UU y la CIA apoyan al príncipe franquista. Las acciones de ETA, junto a las de los grupos autónomos en el exterior, provocaron y aceleraron el plan de una transición a la democracia manteniendo el aparato franquista intacto, incluido en el paquete, el príncipe y la Monarquía.

d) “La CNT en la encrucijada. Aventuras de un heterodoxo”. Luis Andrés Edo. 2006
Es otro ensayo testimonial sobre el anarquismo, el activismo revolucionario y la CNT. Tanto Alberola, como Edo participaron en el secuestro de Baltasar Suárez y contactaron a los grupos autónomos que estaban funcionando en aquel tiempo. Son testimonios relevantes, importantes para conocer los GARI y su contexto desde diferentes puntos de vista. Cuantos más testimonios, mejor. En este libro de Edo, como en muchos de los libros realizados por activistas, se ve el itinerario de lucha, autoformación, lucha, prisión, formación y rebeldía sucediéndose constantemente. La teoría y la práctica combinándose y uniéndose, siguiendo la máxima guevarista de “Hacer lo que se piensa, y pensar lo que se hace”. Luis Andrés Edo destaca el potencial de los grupos autónomos, que desde la CNT no se quiso tener en cuenta, tanto por dejar claro ante las Autoridades que no había ninguna vinculación de la CNT con los “autónomos”, como por las críticas que hacíamos a la burocracia sindical anquilosada en el pasado.


6. EL FINAL DE LOS GARI
Los GARI no fueron desmantelados por la represión, se autodisolvieron a finales de Agosto de 1974. A partir de esta fecha, ya no reivindicarían ninguna acción. Las siglas perduraron en los medios de comunicación a causa del encarcelamiento de algunos de sus miembros. La autodisolución estaba prevista desde la constitución del grupo y no se planteó nunca crear una organización de lucha armada. Un escrito de febrero de 1975 firmado por “un grupo que participó en la coordinación GARI” explica los motivos:

“No queremos perpetuar unas siglas, un momento de la lucha. Sería hacer lo contrario de lo que pensamos. Porque la lucha no tiene principio ni fin, porque una revolución no tiene principio ni fin, excepto para quien cuenta el tiempo en función de su acceso al poder. Porque todo nos demuestra que una organización que se petrifica acaba por tener demasiadas cosas que perder, unas siglas, una representación, para ser realmente un medio de lucha; se convierte en un fin en sí misma, pretende ser un interlocutor válido, y esto CONTRA aquellos que rechazan sus tácticas politiqueras, frentistas. Contra los proletarios mismos, todos ellos convertidos en provocadores, delincuentes… Los GARI no existen ya como coordinación de grupos. Mañana, puede que se establezca otra coordinación con otros objetivos o con los mismos; con otros grupos autónomos o con los mismos. Otras siglas verán la luz y después desaparecerán. Para nosotros, la verdadera constante es el grupo autónomo, constituidos por proletarios reunidos sobre la base de una afinidad real, teniendo por costumbre vivir, luchar, discutir, criticar, conjuntamente. Los acuerdos provisionales contraídos con otros grupos son para nosotros una de las condiciones esenciales para evitar el militantismo y la burocracia, para evitar que la gente se desresponsabilice individual y colectivamente en el seno de una estructura fija, hecha para proporcionar seguridad. Conocemos demasiado bien el papel de los burós políticos, de las organizaciones, de las federaciones, de los grupúsculos, para confiar en una coordinación permanente. Cuando la base se dota de una representación permanente, partido, federación, sindicato, coordinadora, se instala la burocracia, se crean jefes, delegados permanentes, protegidos por un aparato en el cual la falta de transparencia hace necesaria la división de tareas. Esas tareas se convierten en especialización. Esta especialización se convierte en jerarquía de hecho…”.