domingo, 24 de junio de 2012

"Valonia Jacquerie", huelgas obreras en Bélgica (1886)


“Acerca de la industrialización del eje Sambre-Mosa y las agitaciones obreras de 1886 en Bélgica”

Custodio Velasco Mesa
Universidad de Sevilla
Diciembre 2004.
Publicado en sitio de la Universidad de Huelva.

En 1886 Bélgica vivió una fase de agitaciones obreras sin precedentes. El origen inmediato se sitúa en la manifestación del 18 de marzo en Lieja, promovida por grupos anarquistas locales en conmemoración del aniversario de la Comuna de París de 1871. Se trató de un movimiento espontáneo que evoca a las "jacqueries" como los propios coetáneos llegaron a señalar[1]; un movimiento de carácter defensivo, contundente, incisivo, sin dirección precisa; una liberación de tensiones latentes o explosión de cólera popular que pronto superó toda capacidad de organización, propagándose rápidamente por todo el cinturón industrial del Sambre-Moca y precipitando una sustancial reubicación ideológica y política tanto en los grupos de poder como en los medios obreros. En el seno del pensamiento católico así como en el del liberal se confirmaron sus respectivas divergencias internas, perfilándose, por un lado, el movimiento de la democracia cristiana que se escindía del catolicismo conservador y, por otro, el grupo progresista que hacía lo propio frente al Partido Liberal. Pero el proceso alcanzó también al mundo obrero que, en su lucha por la consecución de mejoras en sus condiciones de vida, experimentó el despegue de un socialismo que acababa de agruparse en 1885 bajo el POB[2] .
Por los acontecimientos de esa primavera, 1886 quedaría gravado en la memoria colectiva como el "año terrible" en Bélgica[3] . Sin embargo, un proceso de tal magnitud en donde se relanzó con énfasis renovado el debate acerca de la "cuestión social" no se inició, en esencia, con la manifestación de obreros en Lieja el 18 de marzo de aquel año y, en esa medida, tampoco se deben buscar con exclusividad sus causas en ese acontecimiento puntual. La comprensión de aquellos acontecimientos obliga, conforme a ello, a tener en consideración una más amplia marea de fondo en la que se incluye el medio económico en el que los coetáneos se desenvolvieron. Decididamente, las tensiones sociales creadas, al igual que las conductas de los coetáneos ante ellas, guardan una estrecha conexión con las particularidades que identifican el caso belga en el proceso de adaptación a la nueva fase del capitalismo del último tercio del siglo XIX. De ahí el presente artículo donde se expondrán las directrices generales de la evolución experimentada por la economía belga desde fines del siglo XVIII.

(…)

3. Crisis del último tercio del siglo XIX y agitaciones obreras de 2886
La fase de expansión económica de 1850-1873 se vio acompañada en Bélgica por un alza de los salarios nominales y del nivel de vida de los obreros, especialmente entre los años 1869 y 1873 que quedaron gravados en la memoria colectiva incluso como un periodo de abundancia[4]. Pese a ello, se trató de un bienestar extremadamente frágil que no consiguió acabar con la miseria de la clase obrera. No sólo porque se trató de un alza irregular donde se intercalaron años de crisis, sino además porque el bienestar fue relativo, acompañándose en algunos años de un alza de los precios y, en esa medida, de un descenso de los salarios reales[5]. La ilusión de un bienestar en progreso habría de evaporarse definitivamente en los años siguientes con el concurso de la crisis de 1873; una crisis que incidió en Bélgica no sobre el nivel producción (que fue en aumento), sino sobre la reducción de precios, (y por tanto, de beneficios empresariales) y también de salarios; un hecho que se hizo más patente en el decenio de 1880 a 1890.[6]
El descenso y, más tarde, el estancamiento de los salarios nominales provocados por la depresión de 1873, compensados en algunos casos con un mayor tiempo de empleo, habrían de tener en los obreros efectos desastrosos.
Pero lo más significativo a este respecto fue el hecho de que la actividad entrara en una fase de irregularidad; que la desocupación llegara a ser muy intensa en algunos periodos, sobre todo entre los años 1885 y 1886, particularmente graves para el sector de la minería. La generalización de esa desocupación durante la primera mitad de los años ochenta no sólo deterioró el nivel de vida de los obreros, sino que también contribuyó poderosamente a alimentar en ellos el malestar, el rencor y el miedo al futuro[7], sobre todo ante el progresivo crecimiento de una mecanización que asimilaba rápidamente cambios tecnológicos durante ese último tercio del siglo XIX. Conforme a ello, a lo largo de esos años, los obreros veían cada vez más cómo sus ingresos, sus condiciones de trabajo y su estatus eran amenazados por los cambios en la organización de la producción. ...Y salieron a la calle en 1886.
La evolución de los acontecimientos apunta a un acrecentamiento de la tensión social a mediados de la década de los ochenta. Durante el invierno de 1884-1885 hubo manifestaciones de parados, y en 1885 se produjeron algunas huelgas esporádicas, sobre todo en el Borinaje. Mientras tanto, en la industria del vidrio los obreros se inquietaban por la instalación de una nueva maquinaria, los "fours á bassin", y temían el desarrollo de un paro, por así decirlo, tecnológico[8]. En este clima empezaron a establecerse ligas obreras y, tras varias tentativas de unificación de tendencias en el seno del socialismo, se fundó en 1885 el Partido Obrero Belga, fruto de la cristalización de diversas doctrinas diseminadas en distintas asociaciones.[9]Por otra parte, los anarquistas de Lieja -que fueron particularmente activos, asociándose en 1882 en torno a la "Avant-garde révolutionnaire"- inician a principios de 1886 una campaña de publicaciones, mítines y actos literarios con la voluntad de movilizar a los obreros. A partir del 14 de marzo de 1886 las reuniones de los grupos anarquistas se multiplican en los alrededores de Lieja, y es que, ya a principios de ese mes, coincidiendo con la publicación del célebre Catéchisme du Peuple por el socialista A. Defuisseaux[10], los anarquistas de Lieja convocaron a los obreros a un mitin y a una manifestación que habrían de tener lugar el 18 de ese mes a las 7 de la tarde: era, como ya se ha destacado, la conmemoración del levantamiento popular de la Comuna de 1871.
El alcalde de la ciudad había redactado un bando que prohibía toda reunión de más de 5 personas en las calles y plazas públicas, pero ello no impidió el desarrollo de la manifestación y, con ella, de los acontecimientos que desencadenaron una revuelta extendida a toda la cuenca del Sambre-Mosa: ruptura de cristales y farolas; saqueos de algunas tiendas de comestibles, restaurantes y cafés; disparos al aire que provienen de las fuerzas del orden y, según rumores, también de los manifestantes; interviene la gendarmería a caballo. El primer balance de los enfrentamientos arroja la cifra de dos obreros muertos, pero serán muchos más a medida que avanza el conflicto. Y es que, pese a la rápida represión de los disturbios, la intervención del ejército, los muertos, los heridos y los arrestos, ya desde el mismo día de la manifestación los obreros de una mina de carbón de Jemeppes iniciaron una huelga y se dirigieron hacia Lieja, siendo secundados el 19 de marzo por los obreros de Seraing, comunidad industrial próxima a la capital. Días después, las suspensiones masivas de trabajo en los enclaves industriales de Charleroi, del
Borinage y del Centro eran un hecho. El movimiento se extendió asimismo a las minas del Bajo-Sambre (donde se acusó de incitación a huelguistas que habrían venido de Charleroi) y, desde fines de marzo a mediados de abril varias huelgas estallan en otros centros de canteros en Namur, Tournais y el Valle del Ourthe; eran huelgas en algunos casos limitadas pero traducían una atmósfera de reivindicación generalizada a toda la región de Valonia. Junto a la multiplicación de manifestaciones de obreros por las principales ciudades y municipios de sus alrededores; junto a la organización de grupos que recorrían la región en demanda de ayuda material para los huelguistas, se suceden saqueos e incendios de fábricas donde las innovaciones tecnológicas que acababan de ser introducidas estaban provocando una mayor reducción de la mano de obra. La huelga se había extendido desde el sector minero a los obreros metalúrgicos que reclamaban mejoras salariales y a los vidrieros inquietos por la reducción de puestos de trabajo.[11]
El eje Sambre-Mosa fue declarado en estado de sitio y el gobierno belga hizo intervenir al ejército bajo las ordenes del general Van der Smissen, conocido por sus campañas en África y también por su carencia de contemplación en la represión. Ésta, de hecho, fue dura, sangrienta. En los centros de Roux, Jumet y Bascoup el tiroteo acabó con la vida de 20 obreros; decenas de manifestantes fueron detenidos y, en el curso de los meses siguientes, cientos de obreros fueron condenados a largas penas bajo la acusación de violencias, robos y atentados contra la libertad del trabajo.
A los disturbios, siguieron la calma -un equilibrio precario, no obstante- y el retorno al trabajo, con lo que puede decirse que, en lo inmediato, la revuelta no consiguió ningún resultado. Sin embargo, a medio y a largo plazo tuvo consecuencias importantes. Casi un mes después de los acontecimientos, el 15 de abril de 1886, el gobierno encargó a una Comisión la realización de una encuesta oral a los obreros con el objeto de estudiar sus condiciones de trabajo. Una iniciativa tras la que se tomarían medidas. Los estudios llevados a cabo por la citada Comisión constituyeron el embrión de una legislación social por la que en 1889 se prohibió el trabajo industrial tanto a los niños menores de 12 años como a las mujeres menores de 21; se prohibió asimismo el trabajo nocturno, y se limitó la jornada laboral a un máximo de 12 horas. Pero las reacciones a la revuelta no terminaron ahí. Los sucesos iniciados el 18 de marzo, además de suponer la evidencia brutal de que existía una "cuestión social" por resolver, por una parte precipitaron las divisiones ya existentes en el seno de los dos partidos que hasta entonces se disputaban el monopolio del poder político (el Partido Liberal y el Partido Católico, éste en el gobierno tras la legislatura de 1884); por otra marcaron el punto de partida de la consolidación del POB como partido obrero de masas con una lucha encaminada a alcanzar el sufragio universal, sólo parcialmente conseguido en 1893.


[1] Véase La Gazette de Liége. "Cercle Saint-Ambroise: Question ouvriére"; 17-18.04.1886, p.1 Para un análisis acerca de las similitudes al respecto, véase PECTOR, Daniel-FOURIER, Etienne; 1886. La revolte des damnés de la terre. Le soulévement ouvrler de mars 1886 dans le pays de Liége et de Charlerol, Ed. Le Progrés, Bruxelles-Charleroi, 1986, pp. 4 y ss. Asimismo, FRANK, Joseph; "Une 'jacquerie industrielle' vue comme action para-politique: 1'insurrection beige de 1886", en Revue de 17nstitut de sociologie, Université Libre de Bruxelles, Bruxelles, 1975.
[2] El análisis del discurso y las actitudes de la burguesía y del mundo obrero belga ante la "cuestión social" del tránsito de los siglos XIX y XX en VELASCO MESA, Custodio; Los nombres de la "cuestión social ". Discurso y agitaciones obreras: Lieja y Sevilla en el tránsito de los siglos XIX y XX, Ed. Diputación de Sevilla, Sevilla, 2003.
[3] Así empezó a calificarlo L. Bertrand: "es nuestro año terrible" afirmó en diciembre de 1886. BERTRAND, Louis; La Belgique en 1886, Ed. J. Maheu, Bruxelles, 1886, p. 1. L. Bertrand fue uno de los más destacados impulsores del socialismo en Bélgica. Nace en Bruselas en 1856 y, tras trabajar como marmolista, llegó a dirigir el diario Le Peuple de 1900 a 1907. Su faceta de escritor autodidacta la simultaneó con su carrera política iniciada tras las elecciones de 1894. Fue diputado socialista por Soignies de 1894 a 1900, y por Bruselas de 1900 a 1926. Además, alcanzó el cargo de ministro de Estado en 1918. Murió en 1934. Véase DENOEL, Thierry; Le nouveau dictionnaire des beiges, Ed. Le Cri, Bruxelles, 1992, p. 117.
[4] Véase LEBOUTTE, René; "A propos de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de la gee? Labor, Bruxelles, 1990, p. 19. Es también la opinión de-B.S. Chlepner, aunque éste estima que la mejora de la situación de la clase obrera se manifestó entre los años 1870-1873. CHLEPNER, Ben Serge; Cent ans d'histoire sociale en Belgique, Université de Bruxelles, Bruxelles, 1972, p. 49.

[5] Sobre las remuneraciones y el nivel de vida véase LEBOUTTE, René; "A propos de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de lagreve? Labor, Bruxelles, 1990, pp. 18-21; JULIN, Armand; Recherches sur les salaires des ouvriers des charbonnages beiges (1810-1889), Impr. Demarteau, Liége, 1889; PEETERS, M.; "L'évolution des salaires en Belgique de 1831 á 1913, en Bulletin de ¡'lnstitut de recherches économiques, Louvain, agosto,
1939, pp. 389-420; DUPRIEZ, Léon Hugo; Des mouvements économiques généraua, Ed. Nauwelaerts, Louvain, 1947, t. 2, pp. 595-598; MICHOTTE, F.; "L'évolution des prix de detail en Belgique de 1830 á 1913, en Bulletin de l´Institut des sciences économiques, mayo 1937, pp. 345-357 (citado por CHLEPNER, Ben Serge; Cent ans d'histoire sociale en Belgique, Université
de Bruxelles, Bruxelles, 1972, p. 49); LEQUIN, Yves; "Los debates y las tensiones de la sociedad industrial", en LEON, Pierre (Dir.); Historia económica y socia! de! mundo, Ed. Encuentro, Madrid, 1980, t. IV, pp. 385-388. P. Lebrun es rotundo al sostener que a lo largo del siglo XIX existió una infrarremuneración del trabajo en todos los sectores productivos belgas, lo que condujo a una sobrepoblación relativa, también llamada "ejército de reserva" que, compuesta de parados, se halla en la base de la resistencia patronal a la reducción de la jornada de trabajo. LEBRUN, Pierre; "La Revolución Industrial belga: un análisis en términos de estructura genética", en AA.VV.; La revolución industrial, Crítica, Barcelona, 1988, pp. 98-99.
[6] Representativo de esta evolución de los salarios nominales es el cuadro relativo a la Sociedad Cockerill que registra una visible ralentización: la de los años 1883-1887.
[7] El estudio de los presupuestos obreros pone de manifiesto la precariedad de sus niveles de vida hasta que en 1890-1895 apareciera una ligera mejoría. En estos años más de la mitad del presupuesto era absorbido por gastos en alimentación. Como ocurriera bajo el Antiguo Régimen, los precios abusivos del pan y de las patatas eran aún una realidad y explican la importancia de las cooperativas de consumo que se multiplican a partir de 1886. Precisamente en ese año el pan representaba aún el 20% de los gastos, el resto de los artículos alimenticios el 35-40%; la vivienda el 15%; la ropa el 15%; la calefacción y los productos de "ocio" el 10%. JULIN, Armand; Recberches sur le salaire des ouvriers des charbonnages beiges (1810-1889), Impr. Demarteau, Liége, 1889, pp. 34-35; JULIN, Armand; L'ouvrler beige en 1856 et en 1886, d'apres les budgets ouurlers compares de la commission de statistique et 1'enqeéte du travail, Sécretariat de la Société d'Economie Sociale, Paris, 1891. Véase LEBOUTTE, René; "A propos de la condition ouvriére en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonte née de la greve? Labor, Bruxelles, 1990. p.20.
[8] La opinión del diario Le Peuple es bien significativa: "esos hornos van a arruinar toda la
industria del vidrio". Le Peuple, 02.03.1886.
[9] En su origen, el POB estuvo formado por hombres de distintas tendencias, siendo algunos de ellos antiguos politicos liberales que, antes de formar parte del POB ya se habían inclinado hacia una tendencia progresista. Fue, en palabras de Cl. Desama, la cristalización de una cultura progresista con la voluntad de transformar el régimen social. No es este el lugar de analizar la evolución y naturaleza del POB, sin embargo, puede señalarse que ya en 1877, militantes flamencos se escindieron del marxismo doctrinal y crearon el "Vlaamsche Socialistische Arbeiderspartij" y que desde Bruselas se constituyó, por su parte, el "Parti Socialiste Brabancon". En 1879 el Partido Socialista Belga se propuso como una vía de unificación de esas dos alas; una unificación que no llegará hasta 1885 con la fundación del POB Frente a los anarquistas, fieles a la Asociación Internacional de Trabajadores (1864), los socialistas del norte y del sur del país mantuvieron una actitud legalista, propugnando que el poder -en manos de una minoría censitaria- podía ser conquistado mediante el establecimiento del sufragio universal. Véase DESAMA, Claude, RAXHON, Philippe; "1886 et le monde socialiste" en AA.VV.; 1886. La Wallonte née de la gréve?, Labor, Bruxelles, 1890, pp. 95-97. DESAMA, Claude (Dir.); 1885-1985. Du partí ouvrier beige au partí socialiste, Institut Emile Vandervelde, Bruxelles, 1985. Una síntesis de la evolución del socialismo en Bélgica se halla en Cent ans de socialismo en Belgique. 188511985, Comité National du Centiéme Anniversaire du Parti Ouvrier Beige, Bruxelles, 1985.
[10] En poco tiempo, se imprimieron más de 200.000 ejemplares, sin contar los 60.000 de una traducción al flamenco; una enorme tirada para la época. Sobre la figura de Alfred Defuisseaux, véase DELATTRE, Achille; Alfred Defuisseaux: un bomme, unepérfode, Ed. de 1'Institut Emile Vandervelde, Bruxelles, 1959. A. Defuisseaux (Mons, 1834-1901) fue doctor en derecho e ingeniero, además de fundador de una célebre industria de cerámica. Ejerció el cargo de diputado socialista por Mons entre 1894 y 1901. Véase DENOFL, Thierry; Le nouveau dictionnaire des beiges, Ed. Le Cri, Bruxelles, 1992, p. 26.
[11] Sobre la extensión del movimiento, véase BRUWIER, Marinette; "1886 en Wallonie", en AA.VV.; 1886. La Wallonie née de la gréve? Labor, Bruxelles, 1990, pp. 106-107; VANSANTBERGEN, René; Une bourrasque sociale. Liége 1886, Ed. de la Commission Communale de 1'Histoire de I'Ancien Pays de Liége, Liége, 1969. Sobre Charleroi véase FRANK, Joseph; "Une Jacquerie tndustrieile vue comete action para-politique: l'insurrection beige de 1886", en Revue de l'Institut de Sociologie, Université Libre de Bruxelles, Bruxelles, 1975; PECTOR, Daniel- FOURIER, Etienne; 1886. La révolte des damnés de la terne. Le soul Evement ouvrier de mars 1886 Dans le pays de Liége et de Charleroi, Ed. Le Progrés, Bruxelles-Charleroi, 1986, pp. 34-38; PUISSANT, Jean; L'Evolution du mour ement socialiste Bans le Borinage, Académie Royale de Belgique, Bruxelles, 1982, pp. 213-215; MOTTEQUIN, Philippe; Les greves de 1886 â 1888 dans la region du Centre, Ed. Université Catholique de Louvain, Louvain, 1969. Una relación de las huelgas que se sucedieron en la cuenca industrial de Lieja se halla en LINOTTE, Leon; Les manifestations et les Gréves dans la province de Liége de 1831 d 1914. Inventare sommaire des Archives de la Sureté publique de la Province de Liége, Ed. Nauwelaerts, Louvain, 1969.

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